viernes, 6 de abril de 2012

EL COCOTAZO: OMITIENDO LAS AGRESIONES SEXUALES DEL CLERO

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Hasta los ateos esperaban el milagro. Sin embargo, la Iglesia se mantuvo en sus trece y se perdió una oportunidad de oro para reducir la pésima percepción que de ella tiene un sector importante de la población de México.

En el segundo día de su reciente visita al país, el 24 de marzo de 2012, el papa Benedicto XVI dirigió un mensaje a la niñez mexicana, pero eludió tratar el tema de la pederastia y exhortó a “todos” a proteger y cuidar a los niños, particularmente los que sufren de violencia, hambre y abandono “para que nunca se apague su sonrisa y puedan vivir en paz y mirar al futuro con confianza”.

El mensaje sobre la pederastia era esperado por algunas de las víctimas de abuso sexual de sacerdotes, quienes en los últimos días han realizado protestas pidiendo una reunión con el Papa para tratar el tema, pero no ocurrió así.

Recuérdese que mexicanos son también decenas de víctimas de abusos sexuales cometidos por importantes figuras del culto católico.

Ante cerca de dos mil 600 niños, reunidos en la Plaza de la Paz, el obispo de Roma les dijo que “no están solos” y que “ocupan un lugar muy importante en su corazón”.

“Y en estos momentos quisiera que lo supieran todos los niños de México, particularmente los que soportan el peso del sufrimiento, el abandono, la violencia o el hambre causada por la sequía que se ha dejado sentir fuertemente durante los últimos meses.”

Algunos niños eran hijos de fallecidos por violencia; otros más con discapacidades; 150 del DIF y un grupo más que se prepara para recibir su primera comunión.

Desde el balcón de la Casa del Conde Rul, señaló: “He venido para que sientan mi afecto. Cada uno de ustedes es un regalo de Dios para México y para el mundo. Su familia, la Iglesia, la escuela y quienes tienen responsabilidad en la sociedad han de trabajar unidos para que ustedes puedan recibir como herencia un mundo mejor, sin envidias ni divisiones. Por ello quiero elevar mi voz invitando a todos a proteger y cuidar a los niños”.

El entusiasmo de los niños y jóvenes reunidos provocó que al menos en dos ocasiones el Papa interrumpiera su mensaje, y les recordó que no se responde al mal con el mal, por lo que los invitó a ser siempre “instrumento del bien, heraldo de perdón, portador de la alegría, servidor de la unidad”

Y agregó: “Estoy contento de poderlos encontrar y ver sus rostros alegres llenando bella plaza, que tiene un nombre que expresa el anhelo presente en el corazón de todos los pueblos: La Paz, que es un don que proviene de lo alto”.

Resaltó que esa palabra se escucha en cada misa y “hoy resuena aquí, con la esperanza de que cada uno se transforme en sembrador y mensajero de esa paz”, por ello, invitó a los menores a participar en la misa de los domingos, en la catequesis, en algún grupo de apostolado, a que busquen lugares de oración, fraternidad y caridad.

Fue como si nada de los espantosos incidentes pederastas hubiera ocurrido. Como si la memoria estuviera limpia y el Papa creyera que sus palabras huecas reconstruirían el puente reventado por los hábitos carnales de los sacerdotes.

A pesar de contarse con múltiples evidencias privadas y pública, en su momento Federico Lombardi, vocero del Vaticano, aseguró que los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI no fueron “encubridores del padre Maciel y es injusto considerar que el actual está contra la verdad y la transparencia”.

El escándalo sobre la perversidad del fundador y líder de Los Legionarios de Cristo, en México, ha traído de cabeza a las autoridades eclesiásticas sin que exista un pronunciamiento franco de censura a los delitos perpetrados en el cuerpo y el alma de niños y jóvenes.

El Papa no se reunió con las víctimas de abuso sexual, porque se trataba de un tema que no estaba en la agenda de la Conferencia del Episcopado Mexicano, como sí lo estuvo en otros países que ha visitado, como Francia e Irlanda.

Lombardi manifestó estar informado sobre un libro de víctimas de abuso sexual, “él cual no he tenido tiempo de leerlo”, pero sí su punto fundamental es que “si los Papas fueron encubridores”, en “mi conocimiento de estos papas es que no los fueron”.

Sobre si Juan Pablo II conocía los casos de abuso sexual, puntualizó: “Absolutamente no tenía la conciencia de la doble vida, de la faceta obscura de Maciel”, en este sentido fue declarado beato porque al investigarlo se documentó que no tenía esa información.

Por una serie de motivos que escapan al protocolo diplomático, el Episcopado Mexicano y el Vaticano establecieron proteger a los protagonistas de la ignominia argumentado una ignorancia absoluta de delitos imposibles de ocultar para el inquisidor mayor, que fuera el actual pontífice, y de Juan Pablo II, quien apoyara el poderío de diferentes congregaciones católicas fincadas en el extremismo del dogma.

El cinismo, la doble moral y la hipocresía fueron finalmente los valores repetitivos de un guía espiritual que no capta aun la diferencia sustancial entre decir y hacer.

Sólo se necesitaba aceptar la culpa y pedir el perdón. Lástima, así se pierde a los creyentes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ante cerca de dos mil 600 niños, reunidos en la Plaza de la Paz, el obispo de Roma les dijo que “no están solos” y que “ocupan un lugar muy importante en su corazón, y en su sexualidad.”.
http://es.wikipedia.org/wiki/Casos_de_abuso_sexual_cometidos_por_miembros_de_la_Iglesia_cat%C3%B3lica