jueves, 29 de septiembre de 2011

MALA LECHE: BACHILLERATO POR DECRETO

POR.- EL DODO DE LA MALA LECHE

Que México no da una en rendimiento educativo mundial, no importa, los politicazos emplumados tienen la solución. Por decreto y nada más, el país pasa a la fase educativa que quiera, total para eso es soberano. ¿La calidad? Esa qué. Con el papel es suficiente.

El 20 de septiembre de 2011, el Senado de la República aprobó con 94 votos, reformas que establecen la obligatoriedad de la educación media superior de manera gradual a partir del ciclo escolar 2012-2013, hasta lograr su cobertura total en todo el país a más tardar en el ciclo 2021-2022.

Con estas modificaciones a los artículos 3 y 31 de la Constitución, el Estado deberá garantizar ese nivel de educación en sus diversas modalidades, y ofrecer un lugar para cursarla a quienes hayan concluido la educación básica.

Así, la obligatoriedad de la educación media superior se llevará a cabo de manera gradual y creciente a partir del ciclo escolar 2012-2013 hasta lograr su cobertura total nacional en el ciclo 2021-2022.

Para cumplir con esta obligatoriedad, los gobiernos federal, estatales y municipales incluirán los recursos necesarios e implementarán presupuestos plurianuales para dotar de recursos económicos crecientes a la educación media superior.

Con estos cambios, que fueron devueltos a la Cámara de Diputado, el Ejecutivo tendrá la obligación de promover el sistema nacional de bachillerato y atender las distintas opciones educativas y el libre tránsito de estudiantes.

De igual forma, el gobierno federal tendrá la facultad para determinar los planes y programas de estudio de la educación media superior, con excepción de las instituciones autónomas.

¡Claro! En el texto la solución es fantástica, la realidad es otra cosa. El buen deseo chocará inevitablemente con la incapacidad gubernamental de tener los recursos suficientes para llevar a la práctica esta obligatoriedad.

Sin decreto, la crisis de la educación media superior es un conflicto que se agrava anualmente por la insuficiencia de la oferta pública, en adelante con letras bonitas, será más complicado asegurar un espacio a cada uno de los demandantes que, según la ley, están obligados a cursar una preparación a todas luces deficiente, raquítica y deplorable.

Ahí está el dato de que cada año quedan fuera de los planteles de educación media superior y superior miles de jóvenes, y en 2010 había en México más de siete millones de jóvenes de 15 a 19 años de edad que no estudian ni trabajan.

En un plano hipotético, si el bachillerato mexicano cumpliera con las normas internacionales de formación y rendimiento, podría contribuir de manera decisiva a la construcción de una sociedad justa, educada y próspera.

Sin embargo, el fracaso educativo en esa área es una constante a partir de la concepción insensata del gobierno en suponer que la educación es igual a la educación de masas. Por supuesto que deslumbra la resolución de los senadores, pero, al igual que sucedió con la primaria y la secundaria, amen del pase automático, un bachillerato por decreto dará lotes enteros de mediocre capital técnico e intelectual.

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