miércoles, 7 de septiembre de 2011

AD: TELECOMUNICACIONES E INEPTITUD EN MÉXICO

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

En diversas entregas hemos abordado el problema de las telecomunicaciones en México y la escasa preparación operativa de los funcionarios que han ocupado la titularidad de la Secretaria de Comunicaciones en este sexenio.

A la vista está que las decisiones del sector prevista por el Presidente de la República están hundidas en una concepción económica limitada y en el “contetillo” político del momento, es decir, se carece de una verdadera estrategia de crecimiento y progreso en este renglón.

La tibieza burocrática redunda en la falta de compromiso y liderazgo entre el gobierno y las empresas.

Considerando las ínfulas generales del Plan Nacional de Desarrollo, previsto por el calderonismo, el avance ha sido mediocre y plagado de anomalías y arrepentimientos oficiales ridículos.

Aceptando el tinte de dinero que priva en el manejo de las telecomunicaciones es comprensible que el beneficio social y el desarrollo integral del ciudadano sólo exista en las declaraciones previstas de los funcionarios.

En sí, los burócratas captan la rentabilidad de las telecomunicaciones, pero les cuesta comprender ganancias futuras en cuanto a la evolución ineludible del país.

En lo que va de esta presidencia hemos tenido tres secretarios de Comunicaciones, tres subsecretarios, dos presidentes en la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), que actúan aparte de la continuidad esperada.

El Poder Legislativo tampoco sale bien librado al no concretar marcos legales de operación y someterse al cabildeo de los monopolios correspondientes.

Al poner práctica determinaciones circunstanciales y no ser sensibles a las necesidades reales del sector, las comunicaciones en general padecen procedimientos e impuestos bienvenidos al cuento, que ahondan la diferencia competitiva de México y el resto del orbe.

De esta manera se explica que mientras la Secretaría de Hacienda y Crédito Público clasificó como un servicio de lujo a la telefonía fija y móvil, así como los servicios de televisión de paga, la SCT considera las TIC.s como una industria estrategia clave para la sociedad de la información.

O sea por un lado se tasa fuerte y por el otro se alardea una preocupación inexistente.

Son vastas las demandas de acuerdos a los que se deben llegar, sin embargo, el ejercicio estúpido del dedazo y la confección de agendas temporales cierran la coherencia normativa y el funcionamiento real de esta industria.

No se trata únicamente de tapar el sol con una uña; es indispensable aquilatar el reclamo honesto de ciudadanos que viven la realidad tecnológica dura y que no pueden mantenerse en ella, simplemente porque la burocracia cavernaria reinante no lo permite.

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