sábado, 27 de agosto de 2011

ASUNTOS EXTRANJEROS: SOMALIA Y EL ROBO DE ALIMENTOS

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Africa es el continente que perdió el mundo en el siglo XX y cuyos habitantes representan en esta centuria el destino poco venturoso que espera a otras regiones de la tierra cuya fragilidad política, económica, social y cultural no puedan consolidar un núcleo estable de crecimiento y desarrollo.

Dentro del universo caótico africano, Somalia es el país que peor ejemplifica la desgracia de la debilidad estructural y la posibilidad última de mantenerse en pie.

Víctima de los “señores de la guerra”, la nación africana no ha podido liberarse de la espiral violenta en la que está atrapada y cuyas víctimas son innumerables.

En días pasados la Organización de las Naciones Unidas admitió el robo de comida distribuida en Mogadiscio por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), pero afirmó que la cantidad desviada hacia el “mercado negro” en los últimos meses representa uno por ciento del total.

Representantes del PMA condenaron en Ginebra la malversación de parte de la ayuda enviada a la capital del país africano, pero aseguraron que "la gran mayoría de la asistencia humanitaria llega a la gente que pasa hambre y salva vidas cada día que pasa".

El programa de alimentos de Naciones Unidas respondió así a una información una agencia estadounidense, según la cual "miles de sacos" con alimentos ha sido robados en Mogadiscio.

El PMA recordó que envía cada mes en torno a 5 mil toneladas de alimentos a Somalia, por lo que, según sus estimaciones, la comida robada se situaría en torno a los 50 mil kilos mensuales.

Christiane Berthiaume, portavoz del PMA en Ginebra, manifestó ante la prensa que el asunto sigue bajo investigación y que cuando se conozcan las conclusiones se tomarán las medidas pertinentes.

No obstante, aseguró que los sistemas de control de este organismo para evitar este tipo de situaciones han demostrados ser "sólidos y rigurosos", ya que se estaba al tanto de la desviación de parte de la ayuda antes de que fuera desvelada por la prensa.

Pese al robo de comida para los desplazados somalíes que huyen de la sequía y la guerra, Berthiaume indicó que la ONU no se ha planteado en ningún momento reducir el envío de alimentos.

"Todavía no sabemos qué haremos, a la espera de conocer el resultado de nuestra investigación, pero sí sabemos que no reduciremos en ningún caso el envío de alimentos", declaró.

Berthiaume expresó "el compromiso del PMA para investigar todos los supuestos incidentes de robo o desviación (de la ayuda humanitaria) y sancionará a quien resulte ser responsable".

La portavoz del PMA subrayó que "Somalia es uno de los lugares más peligrosos del mundo para trabajar en el terreno de la ayuda humanitaria, sino el más peligroso de todos", y consideró que "los países donantes son conscientes de que existe este riesgo".

El PMA asiste en estos momentos a alrededor de 1,5 millones de personas en el centro y el norte de Somalia, y está en disposición de llegar a otros 3,7 millones si consigue volver a acceder al sur del país, zona controlada por la milicia islamista Al Shabaab.

Esta es una estampa dura de la puerta trasera de ese improbable paraíso llamado globalización.

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