lunes, 20 de junio de 2011

EL COCOTAZO: HANK ROHN Y LA INCOMPETENTE DERECHA

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Es tan malo, pero TAN MALO, que lo dejaron libre. Bueno, eso dicen sus homólogos en la autoridad.

En menos de 13 horas, del catorce de junio de 201, Jorge Hank Rhon pasó de la cárcel a la libertad y de ésta al arraigo, pero al final quedó libre. Como debe de ser, en un país en que la justicia, mas que ciega, es patrocinada y la impunidad aplaudida, reverenciada, asegurada.

El ex alcalde de Tijuana se reunió con su familia y preparaba su retorno al control de su emporio tras librar las acusaciones por acopio de armas y asesinato.

Emulando a cualquier “Jefe de jefes”, el mal afamado junior aguantó vara y la dejo caer oportunamente, metiendo a los vengadores gubernamentales en el habitual ridículo, descontento y oprobio.

Primero, una juez federal lo liberó luego de que la Procuraduría General de la República no pudo probar el delito de acopio de armas del que acusó a Hank y de que señalara que hay “inconsistencias” del Ejército en su versión sobre la detención del empresario y político.

Más tarde, otro juez negó a la procuraduría local una solicitud de arraigo contra Hank Rhon, quien fue acusado de asesinato.

En ambos veredictos privo un solo argumento: los justicieros azules no saben armar un caso, argumentar culpabilidad y convencer a nadie. El lucimiento público siempre se va al caño.

La noche del lunes 13 de junio de 2011, la juez federal, Blanca Evelia Parra Meza, decretó la libertad al ex alcalde de Tijuana y 10 coacusados más. La juez resolvió que existen evidencias de que la versión de los militares que efectuaron la aprehensión contrasta con la forma en que ocurrieron los hechos: no existió flagrancia. Toda prueba aportada después por la PGR es inválida.

En su fallo, la juzgadora detalló que la PGR presentó entre las pruebas el informe o parte de los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), que asegura que Juan Ignacio Parra Santos, Ramón López Apodaca y Carlos Gonzalo Pérez Contreras (también identificado como Carlos Gonzalo Rizo Pérez) fueron detenidos a las 0:50 horas del 4 de junio, dentro de la habitación 201 del hotel Suites Royal de Tijuana, ya que portaban armas.

Estos sospechosos manifestaron “que las armas se las había proporcionado Hank Rhon”, pues eran sus escoltas, según informó el Consejo de la Judicatura Federal. Las declaraciones motivaron que los militares se dirigieran al domicilio ubicado en avenida Hipódromo 12027, colonia Hipódromo, de Tijuana; aunque la defensa argumentó que la detención fue ilegal.

De los siete testimonios aportados por la defensa de Hank, videos, fotografías tomadas el día de los hechos y peritajes elaborados por expertos independientes y la inspección que hizo la juez el sábado pasado, ésta emitió su fallo.

“Se desprendió que las detenciones de los inculpados se suscitaron en horas y circunstancias diversas a las narradas en el parte informativo suscrito por elementos del Ejército”, indica el documento, hay “diferencias en cuanto a los recorridos que realizaron los elementos militares para el aseguramiento de personas y objetos”.

La juez Parra Meza concluyó que “los eventos suscitados el día 4 de junio, en el interior del inmueble antes mencionado, acontecieron de manera diversa en cuanto al tiempo y modo, respecto de los reseñados por los elementos del Ejército en su denuncia de hechos”, y con las pruebas aportadas por la PGR “quedaron evidenciadas diversas inconsistencias con relación a las circunstancias de horarios, distancias y lugares que los militares refieren”.

La PGR informó que apeló el auto de libertad de la juez federal.

“En consecuencia, se deberá abrir la segunda instancia a petición del fiscal de la federación, para que sea el tribunal de apelación el que analice y estudie las constancias que obran en la causa penal y quien resolverá lo que en derecho corresponda”.

En claro, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación le pegó en el hígado el mañoso procedimiento usado por los soldados para montar la aprensión y les aplicó la ley fuga, mandándolos a repasar los ámbitos de acción de cada grupo institucional.

Luego de que la juez decretó el auto de libertad para el ex alcalde, se creó un ambiente de incertidumbre, ya que se desconocía el paradero de Hank Rhon y comenzaban a correr rumores de una nueva orden de captura.

Mientras algunos reportes señalaban que el priísta había abandonado el penal de El Hongo, sus abogados, familiares y simpatizantes desconocían el lugar dónde se encontraba. Por eso, dos horas después de que se decretó su libertad y de desconocer su paradero, se solicitó la intervención del procurador de los Derechos Humanos de Baja California, Gilberto García García. Después, se ubicó a Hank Rhon en las instalaciones de la Unidad Especial contra el Crimen organizado de la PGJE, a donde fue presentado por militares y policías estatales como presunto responsable de ordenar el crimen de su nuera, Angélica María Muñoz, que ocurrió en agosto de 2009.

El procurador local, Rommel Moreno, confirmó que un testigo denunció la probable participación de Hank Rhon en la muerte de Muñoz Cervantes, quien fue novia de su hijo Sergio Hank Krauss, en agosto de 2009.

El 16 de agosto de 2009, desconocidos dispararon contra Muñoz Cervantes cuando se encontraba en su domicilio, en el fraccionamiento Los Altos, delegación Playas de Tijuana.

Luego, Hank Rhon fue trasladado al hotel San Luis, donde se le pretendió arraigar, en la calle Díaz Ordaz, fraccionamiento Guillén, en la delegación Tacubaya, zona de La Mesa.

Sin embargo, a las 16 horas, sus abogados confirmaron que el Juzgado Primero de lo Penal negó la solicitud de arraigo presentada por la PGJE. Así, Hank Rhon recuperó su libertad.

¿La causa?

Otra vez la incompetencia de la burocracia local para tornar creíble una averiguación que, supuestamente, no tenía pierde.

La mala leche inspira que los interesados en meter a la sombra al maloso, ante la imposibilidad de avance del “proceso de lujo”, se lanzaron a lo idiota, aventando por delante la tesis casi de cualquier cosa para mantener las apariencias y no resentir los madrazos.

El resultado es infamante y la opinión general pone roja las entendederas de los sabuesos blanquiazules, perdedores absolutos de una apuesta al caballo equivocado.

La mofa popular es vengativa.

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