jueves, 26 de mayo de 2011

REFLEXIONES PERIODÍSTICAS: TODOS LOS CAMINOS ILEGALES CRUZAN MÉXICO

En un trabajo periodístico de Alberto Morales para El Universal, el reportero da cuenta puntual de la transformación de los procesos migratorios que vive el país y muestra que de sobra conocida la incapacidad de las instituciones locales, las redes que controlan la inmigración ilegal han encontrado en el territorio mexicano un paraíso para conectar el ingreso a los Estados Unidos de América por la frontera norte.

Desgraciadamente la vulnerabilidad de los viajeros ilegales ha sido aprovechada, no sólo por los habituales traficantes carroñeros, sino por el crimen organizado y la inherente corrupción institucional, masacrado literalmente a ese ganado humano que sueña con una mejor oportunidad de existencia, aun a costa de sucumbir en el camino.

“Desde hace dos años se ha registrado una marcada presencia de emigrantes transcontinentales de China, Tíbet, la India, Egipto, Nepal y Sudáfrica en México en busca de cruzar la frontera norte hacia Estados Unidos.

En un viaje, que dura al menos un año, estas personas que ingresan al país de manera ilegal tienen como puerta de entrada naciones de Centro América y Sudamérica donde no se exige visado, sus leyes migratorias son muy relajadas o ingresan con pasaportes y visas falsos.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Migración (INM) y organizaciones civiles como Migrantes Hermanos en el Camino y Sin Fronteras, basados en testimonios de emigrantes transcontinentales, éstos utilizan varias rutas marítimas, aéreas y terrestres para viajar de Europa, Asía y África y llegar a países como Colombia, Brasil Ecuador y Panamá.

De ahí, según los testimonios recabados, los emigrantes se mezclan con los flujos migratorios Centroamérica y Sudamérica en busca de llegar a su destino final: Estados Unidos.

En las rutas reportadas se conoce que los hindúes están exentos de visa para ingresar a Guatemala, donde se mezclan entre los ciudadanos centroamericanos para ingresar a México y continuar la ruta hacia Estados Unidos.

Los emigrantes chinos pagan entre 30 mil y 50 mil dólares a nuestro país; vuelan vía Ecuador al DF; después son trasladados por tierra hasta a Tijuana.

Los ciudadanos de Etiopía salen desde Sudáfrica con pasaportes falsos hasta Brasil, donde no se pide visado a los sudafricanos. Después viajan a Colombia y siguen hacia México.

Los nigerianos se trasladan a Italia y España con pasaportes falsos. De ahí se trasladan en barco a Cuba, Colombia, Ecuador y/o Argentina, donde permanecen hasta seis meses trabajando para juntar dinero, y luego continuar a México.

Los somalíes arriban a Dubai, luego a Emiratos Árabes, después a Moscú y a continuación a Cuba y después a Colombia, rumbo a territorio mexicano.

El padre Alejandro Solalinde, del albergue de migrantes Hermanos en el Camino de Ixtepec Oaxaca, coincide en que desde 2009 junto a cientos de migrantes de El Salvador, Guatemala o Nicaragua, se ha detectado la presencia de ciudadanos de África, China y la India.

“Por testimonios de algunos de estas personas, conocemos que llegan a países donde no está penada la migración, pues no exigen visas o documentación, Pueden llegar en avión o en barco, con destino final de Estados Unidos”.

Solalinde, quien pertenece a la Dimensión de Movilidad Humana, organización de la Iglesia católica que cuenta con 54 albergues distribuidos en el país, dice que muchos de estos migrantes transcontinentales cruzan vía Chiapas; otros utilizan lanchas para llegar a las comunidades costeras de Oaxaca o Veracruz y se suman al recorrido de los migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos.

De acuerdo con un informe del Proyecto Protección, auspiciado por la Universidad Johns Hopkins de Estudios Internacionales Avanzados en Washington, Estados Unidos, la gran mayoría de las víctimas de la trata de personas no son mexicanos, sino personas provenientes de América Central y del Sur; menor número de Brasil, Cuba, Ecuador, China, Taiwán, India y países de Europa del Este.

Las cifras

El Instituto Nacional de Migración reporta que en 2010 detuvo y alojó en sus estaciones migratorias del país a 69 mil 903 personas que no pudieron acreditar su estancia legal.

De este universo, 67 mil 354 corresponden al continente Americano; 216 a Europa; mil 47 a Asia, donde destaca la India con 544 detenidos; en África, Migración reportó que hubo mil 282 ciudadanos detenidos, donde Eritrea y Somalia fueron las naciones con más detenidos con 723 y 311 casos, respectivamente; de Oceanía sólo se reportaron cuatro detenciones.

En los primeros tres meses del año, Migración reportó que ha detenido a 16 mil 284 personas de los cinco continentes.

De ellos, 15 mil 824 corresponde a América; 87 a Europa, 238 a Asia —donde la India y China son los países con más detenciones: 153 y 37, respectivamente—, tres de Oceanía y 132 de África; Somalia y Eritrea son las naciones con más personas aseguradas: 86 y 36.

La ruta del mar

La organización civil Sin Fronteras, dedicada a la protección los derechos humanos de los migrantes, asegura que según los testimonios de personas que han ayudado provenientes de África del Norte, Nigeria, Congo, ellos viajan en barco hacia países de Europa como España, Italia y Francia con pasaportes ilegales, donde tienen una primera estancia.

“De ahí se trasladan, también en barco, hacia Cuba, Colombia, Ecuador, Argentina, donde se quedan hasta cuatro o seis meses para trabajar, juntar dinero y seguir hacia México donde se mezclan con los flujos migratorios de Centroamérica. Son rutas muy largas, pueden durar hasta un año el viaje y sobre todo son costosas”, complementa Sin Fronteras.

La organización apunta que no hay cifras sobre el número de migrantes transcontinentales que llegan al país, pero apunta que de acuerdo con las estadísticas dicen que 90% es migración centroamericana y 10% restante corresponde a América del Norte y Europa, Asía, África y Oceanía.

El padre Alejandro Solalinde agrega que los emigrantes de otros continentes son una especie de fantasmas, que se resguarda su identidad y nacionalidad por el temor de que las autoridades federales migratorias o integrantes del crimen organizado al enterarse que vienen de Europa o Asia, quieran sacarles más dinero.

“Oficialmente en el albergue sólo contamos guatemaltecos, hondureños, salvadoreños y nicaragüenses, y paré de contar, aunque haya de otras nacionalidades hacemos como no existieran porque si las hiciéramos públicas las personas que se dedican a la delincuencia organizada inmediatamente harían de ellos la mejor presa para ser secuestrados o los matan”.

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