jueves, 12 de mayo de 2011

ASUNTOS EXTRANJEROS: EL CADÁVER RUIDOSO DE OSAMA BIN LADEN

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Esto es como llover sobre mojado, pero los DODOS somos recelosos; no en balde casi nos carga el mago de los sueños cuando por confiados, los europeos se ufanaron de acabar con nuestra especie en Isla Mauricio, allá por el siglo XVIII. Así que con conocimiento de causa compartimos con los DODOLECTORES algunas inquietudes en torno a ese asunto caliente de la captura y la muerte de Osama Bin Laden, enemigo público número uno de los Estados Unidos de América.

Tenemos entendido que un presidente de la importancia Barak Obama, ante de dar un mensaje a la Nación, concluye con sus secretarios y consejeros las consecuencias del pronunciamiento, y no lo hace hasta que todas las variables están controladas.

Por ende, las palabras de la Presidencia, anunciando el fallecimiento de Osama Bin Laden, tuvieron que cumplir con ese protocolo. No obstante, tan pronto ceso la transmisión empezaron a surgir diferentes explicaciones, que sólo convencieron a los ciudadanos que algo no iba por la ruta trazada.

Es claro que desde el inicio de la persecución al líder de la red terrorista Al Qaeda, se había establecido que el hombre no iba a sobrevivir, literalmente, que el criminal, autor intelectual del atentado a las Torres Gemelas en Nueva York, el once de septiembre de 2011, cayendo en las manos estadounidenses pasaría a la nada.

El ajusticiamiento, por ende, estaba planeado y aceptado. Osama Bin Laden moriría donde fuera hallado.

Obviamente, aunque no le pareciera al resto del mundo, los Estados Unidos reclamaban un derecho a la venganza lógica y natural.

Al difundirse exactamente lo esperado, llamó la atención que se hubiera ordenado aventar el cuerpo de Osama al mar. Igual que en la pena capital aplicada a Saddam Hussein, tirano derrocado de Irak, el planeta clamaba por la imagen final, por la exhibición del cadáver. Esa prueba definitiva que el discurso coronaba un hecho real.

Empero, tras un largo y difícil debate con su estrecho círculo de colaboradores, el presidente estadounidense Barack Obama rechazó difundir las fotografías con los restos de Osama bin Laden, por considerar que mostrar al mundo la maltrecha imagen del líder de Al-Qaeda, con un tiro en la cabeza, no sólo sería indigna sino que podría detonar una respuesta violenta.

“No vamos a enseñar este material (las fotos de Bin Laden) como si se tratara de un trofeo. Nosotros no somos así”, dijo Obama en una entrevista con a la cadena CBS poco antes de que la Casa Blanca hiciera oficial una decisión que, al final, contó con el voto de calidad de Robert Gates y de Hillary Clinton, secretarios de Defensa y del Departamento de Estado, respectivamente.

“Lo discutimos internamente… Para nosotros es importante que unas fotos muy gráficas de alguien que ha recibido un tiro en la cabeza, (no) anden flotando por ahí para incitar a la violencia o como una herramienta de propaganda, dijo. “No necesitamos avivar el fuego. Y creo que debido a la naturaleza gráfica de las fotos, crearía algunos riesgos nacionales”, añadió el mandatario.

“Una cosa es segura: el líder de Al-Qaeda no volverá a caminar sobre la faz de la tierra”, dijo Obama al desestimar las presiones de aquellos que han insistido en la necesidad de mostrar a todo el mundo las fotos con los restos de Bin Laden, como prueba tangible de su muerte. “No creemos que una fotografía por sí misma vaya a marcar la diferencia. Siempre habrá gente que negará el hecho”, añadió Obama.

El anuncio de esta decisión no dejó satisfecho a un grupo de congresistas que consideraron que la Casa Blanca tendría que haber dado a conocer las fotos con los restos de Bin Laden. “Creo que es un gran error”, dijo el senador republicano, Lindsay Graham, al considerar que la decisión de Obama “va a prolongar innecesariamente el debate” entre aquellos que se siguen resistiendo, por cualesquiera razón, a la muerte del líder de Al-Qaeda.

Esta precaución no impidió que una hija de 12 años del líder de Al-Qaeda, confirmara la muerte de su padre, asegurando que estuvo presente cuando fue liquidado por las tropas estadounidenses, según informó el diario paquistaní Dawn. Acorde a la hija menor del terrorista, Safia, Bin Laden se rindió y los Navy Seal le ordenaron que se tumbara en el suelo boca abajo. El terrorista obedeció y entonces le dispararon en la cabeza y en el pecho.

En esa paradoja común al comportamiento de la Casa Blanca, la opinión pública mundial no acaba de digerir los escrúpulos ante una ejecución anunciada y le preocupe la ruta que fomentará esa tibieza.

Fotos o no, el terrorismo seguirá haciendo de las suyas, por consiguiente en ese renglón aun poniendo los restos en exposición, la violencia está garantizada.

Básicamente, la demanda de pruebas tangibles es para otorgarle veracidad a una administración, bastante golpeada políticamente.

A pesar de haber sido invitado por la Casa Blanca, el ex presidente George W. Bush declinó estar presente y evitar los reflectores al lado de quien pasará a la historia por haber conseguido la captura del líder de Al-Qaeda, que es otra manera triste de reconocer la victoria demócrata precisamente en las guerras que inauguraron sus mandatos.

El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, aclaró que la muerte del líder de Al-Qaeda fue un acto de autodefensa, rechazando las acusaciones de que el operativo en un complejo en Paquistán fue ilegal.

Holder marcó que Bin Laden fue un objetivo militar legítimo y, siguiendo la tónica de una versión oficial, que no intentó rendirse ante las fuerzas estadounidenses que ingresaron en su fortificado complejo cerca de Islamabad el lunes y lo balearon en la cabeza.

El jefe de la tribu apache del legendario Gerónimo solicitó al presidente una disculpa formal porque su gobierno utilizó ese venerado alias como el nombre en clave de Bin Laden.

El presidente de la tribu apache establecida en la reserva de Fort Sill, Jeff Houser, le escribió a Obama, en una carta, que equiparar al reverenciado jefe guerrero con un “terrorista multihomicida y cobarde” era un acto doloroso y ofensivo para las comunidades originarias de Estados Unidos.

En el límite de la paranoia, el gobierno de los Estados Unidos ha mostrado "pruebas" (videos caseros y estudios amañados) que Osama Bin Laden ¡diariamente! estaba pensando en ataques terroristas contra el imperio, de los cuales, atendiendo a la Historia, ninguno ocurrió.

Como se desprende de lo apuntado, para que tanto brinco, estando bien aplanado el piso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué recomiendan leer los dodos ?