domingo, 28 de noviembre de 2010

BY THE RIVERSIDE: CONOCIENDO A MI BLUESMAN INTERNO

POR: ABRAHAM ROMERO RAMÍREZ

Indudablemente creo en la música como un elemento indispensable e imprescindible para el ser humano en su desarrollo. A lo largo de la historia la música ha servido para fungir como estandarte de una generación completa en diversas épocas de esta linea de tiempo que con un lenguaje lleno de notas, acordes, compases mezclados con pasión y una diversidad de emociones e ideologías convergen en un sólo idioma para toda una comunidad que puede buscar un objetivo en común. Un ejemplo claro es la esclavitud física que se le llegó a imponer a gente negra que fue desterrada de su pueblo para servir en una tierra lejana y desconocida. Cantos y alaridos de gargantas desgarradas pronunciaban una y otra vez el sufrimiento del yugo opresor que los tenia secuestrados de su libertad física; pero no espiritual.

Esas son las raíces del Blues. Melancolía y tristeza. Un género musical que tiene la habilidad de interpretar y recoger todas esas emociones encarceladas y reprimidas dentro de un ser humano. El género encargado de darle vida a muchos otros que podemos escuchar hoy. Sin embargo muchos lo dan por muerto o por totalmente desconocido, empero no es así. Este 2010 -aún lleno de tanta muerte y masacre; crisis, pobreza, nepotismo y desigualdad social- ha fructificado en el Blues con tres excelentes producciones.

Este año le toca a tres materiales emblemáticos del blues. Cabe resaltar que, en lo particular, como músico y crítico, hay que tener un cierto grado de purismo con una pizca de flexibilidad hacia la experimentación y la mezcla de más estilos musicales. Dando por entendido que la crítica no será complaciente, al contrario, tratando siempre de ser objetivo en el momento que deba serlo. Pasemos directo "a lo que nos truje Chencha".

"Dreams": el sueño de Neil Diamond

Catorce canciones legendarias de diferentes leyendas del rock. Un hombre con 70 años de edad y con cinco décadas de carrera musical. Una voz melódica y de gran porte que responde al llamado de una guitarra acústica, un piano dulce, un contrabajo con una técnica pizzicato vibrante a los oídos y un órgano que remite grandes alaridos. Algo que al blues no le puede faltar en ningún momento.

La producción abre el espectro musical con "Ain't no sunshine" del músico y cantautor Bill Withers que con una excelente métrica y coordinación de la voz con los arreglos de cuerdas en segundo plano te hace buscar en los más oscuro de tu ser y te dice "no hay sol".

Enseguida esa voz campirana invoca al "cuarteto de Liverpool" con una canción que por si sola muestra una calidad y complejidad en su secuencia tonal. Sin embargo un violín le da un toque rejuvenecedor a la pieza entera como si hubiera sido compuesta hace tan sólo unos meses atrás.

Sin mostrar descanso ni dar oportunidad de desconectarse de esa atmósfera melancólica, "Alone Again (Naturally)" del irlandés Gilbert O'Sullivan con una ejecución magistral y, hasta cierto punto, con una rítmica sencilla, la guitarra hace de las suyas y se apropia de la canción entera. Te enseña como vivir el blues.
Bajando un poco la intensidad y subiendo las dosis de tristeza Neil Diamond con la misma formula, una guitarra acústica con una técnica tan limpia y depurada, un piano cálido y un contrabajo de base, logra montar con sencillez "Feels like Home" de un mordaz californiano pianista llamado Randy Newman.

Toma turno el piano para abrir una pieza que resalta de buena manera una de las varias características del legendario bluesman: nómada por naturaleza. La armónica retrata ese espíritu de viajero solitario que busca su siguiente parada. "Midnight Train to Georgia" es originalmente interpretada por la agrupación setentera de Soul Gladys Knight & the Pips.

"I'm a believer" es una canción escrita originalmente por el propio Neil Diamond que obtuvo gran éxito con el grupo The Monkees. Pero esta ocasión le da vida con su estilo, una guitarra que a lo largo de la producción nos ha mostrado gran destreza y de fondo un Rhodes que en momento sigue la armonía de las cuerdas y en otras a la voz misma.

Así me podría seguir con cada obra como "Love song" de Elton John que está dotada de una percusiones suaves y delicadas en su rítmica, además de un solo de piano lleno de pasión; "Losing you" del ya citado pianista Randy Newman; "Hallelujah" compuesta por Leonard Cohen, Neil con su guitarra eléctrica dotada de un suave eco y delay, con una rítmica en 12/8 que toma las características del Waltz y el Gospel; "A Song for You" del multi-instrumentista de Oklahoma Leon Russell, coloreada de fondo con un saxofón lleno de sensualidad; "Yesterday" de The Beatles; "Let it be me" popularizada por los Everly Brothers en 1960; "Desperado" de Glen Frey y Don Henley, pero que Neil Diamond la interpreta únicamente con guitarra, contrabajo y voz; cerrando con una pieza del ganador a dos premios Grammy, Harry Nilsson, canción con la cual Diamond y un arreglo alegre de metales al fondo nos manda un mensaje claro: "Don't Forget Me".

Sencillamente un material digno de gran admiración y que muestra una de las caras de un bluesman viviendo con pasión. Material enteramente recomendable.

"Clapton": un bluesman con poder.

Eric Clapton es por hoy un gran músico talentoso en lo que hace, que muestra un alto nivel de complejidad musical y que está muy por encima de cualquier expectativa.
Así que este año tenemos la maravillosa fortuna de escuchar su más reciente álbum de estudio titulado "Clapton".

El músico originario de Inglaterra se ha concentrado en redondear un estilo propio que si bien, parecería repetitivo para algunos, para otros no deja de ser una producción musical que deleita los oídos y la imaginación con cada acorde. Y digamos que lo ha logrado en todo su amplio significado.

El disco abre con ese blues agresivo y crudo de una guitarra distorsionada, un bajo muy cálido, un órgano con efecto tubular y una rítmica retadora con algunos desplantes de soberbia; todo mezclado en una canción titulada: "Traveling Alone".
Enseguida el ambiente se inunda con un ritmo jazzero en la batería, una guitarra y piano fusionados en una misma armonía para introducirnos, un bajeo pausado y dulce, una voz que termina cada frase con un vibrato que te hace pensar en que parece que estás degustando un delicioso vino añejo y madurado con el tiempo de gran calidad: "Rocking Chair".

Ahora imagina un sueño psicodélico con una canción candente, de rítmica lenta, una voz gruesa que parece estar susurrando, una guitarra acústica de base, una guitarra eléctrica Stratocaster Fender suave acompañando sin olvidar un solo que haga llegar al climax de la pieza, un órgano que te hace emprender un vuelo por infinidad de colores, un bajo seductor, un arreglo de cuerdas casi silencioso y un arreglo de metales somnífero.

Lo más asombroso es que todo esta mezcolanza de instrumentos y sonidos en distintas capas no deja de lanzar un mensaje de existente orden dentro del caos: "Rivers Runs Deep".

Ahora nos toca transportarnos a ese blues con toques campiranos, con una armonía rítmica liderada por una armónica, unos coros vocales que te crean una imagen acústica de gente negra frente a un micrófono; una pieza corta en duración: "Judgement Day".

Y así podríamos pasar por "How deep is the Ocean" con un arreglo monumental de cuerdas y una trompeta que le sigue paso a paso sin tambalear; "Milkman" con un singular toque alegre y hasta cómico, mostrando un paso tonal complejo y de gran calidad; "Crazy about you Baby" muestra agresividad en la voz, guitarra, batería, bajo y armónica sin dejar de ser completamente una canción seductora, ideal para esos momentos candentes con una mujer; "That's no way to get along", "Everything will be allright", "Diamonds", "When somebody thinks You're Wonderful", "Hard Times", "Rolling and Tumbling", "Autum Leaves" que terminan por redondear un álbum que no deja de fascinarme y admirar al apodado "slowhand".


"Band of Joy": Robert Plant y su séquito de músicos.

Robert Plant sin lugar a dudas, con este nuevo material que ha producido junto a músicos con una tradición folk derivada de sus raíces en Nashville, lugar donde se grabó el álbum por completo, resuelve toda polémica negativa de reunirse de nuevo con sus antiguos compañeros.

El ex vocalista de Led Zeppelin hace un viaje muy aventurado y temerario hacia la música de raíz creando una colección de canciones con mucha pasión y, dada su gran carrera recorrida en el mundo musical, cada paso que da a lo largo de esta producción lo da con tal seguridad que parece ya haber transitado por él desde hace muchos tiempo atrás.

El álbum abre con un excelente cover del grupo Los Lobos "Angel Dance" y le siguen diferentes canciones de otras bandas como "Silver Rider" y "Monkey" que sin dudar sobresale de entre todo el disco por ese misterioso ambiente que puede generar las voces, la guitarra eléctrica con ese sonido casi gutural y ese sonido del bajo que parece arrastrarse como serpiente mordaz; piezas originales de la banda de rock indie Low, nacida en Minnesota.

En general, es un material que aborda influencias del blues, country, rock, folk construyendo atmósferas desde campiranas hasta totalmente negras y misteriosas. Es una clara muestra de la madurez y fuerza aun existente en un músico que se atreve a experimentar creando y mezclando, para así darle vida a un disco que cada vez más separa a Robert Plant de un reencuentro con Led Zeppelin

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