lunes, 29 de noviembre de 2010

BY THE RIVERSIDE: CENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA: NECESIDADES VERSUS DERROCHE

POR: LAURA SOFÍA MEJÍA VERGARA

¿A quién le importa el Centenario de la Revolución Mexicana? Cuando en nuestro país se vive día a día una lucha de supervivencia, ello por la violencia e inseguridad que va en aumento y que poco a poco va destrozando a más mexicanos -ello muy a pesar de lo que puedan decir nuestros políticos-.

Hay que recordar que para los festejos de este año (Bicentenario y Centenario) se gastaron más de mil millones de pesos –obviamente obtenidos de los impuestos que pagamos, en los que nos cobran casi que hasta por respirar-, y se invirtieron en carros alegóricos, fuegos pirotécnicos, artistas de renombre, adornos, iluminación y cuanto artículo pueda mencionarse. Y ¿por qué gastar en cosas banales y no en llevar a cabo acciones en beneficio de la sociedad?

Es que claro, es mejor vivir en la fiesta que abrir los ojos y ver lo que es México; un país despreocupado por su gente, que no le interesa que hoy día existan más de 7 millones de NINIS –jóvenes que Ni estudian, Ni trabajan- y a quienes los eventos como estos, les son gratos para así tener algo en qué pasar el tiempo, lo que también es un pretexto para el consumo de alcohol, tabaco y diversas drogas con la excusa de la convivencia.

¿A quién va a interesarle el festejo del Centenario de la Revolución? Cuando hay tantos que han sido directa o indirectamente víctimas del crimen organizado y se encuentran sufriendo los daños.

El desempleo es otra situación que preocupa a las familias mexicanas y es por ello que seguimos teniendo alrededor de un millón de mexicanos que año con año emigran hacia Estados Unidos, en busca del sueño americano y aun así el gobierno se atreve a decir que se han generado más empleos en el primer cuatrimestre del presente año que en toda la historia.

Es posible que se haya generado mayor cantidad de empleos, pero también hay que preguntarse el salario que están percibiendo los trabajadores, que si bien es sabido muchos sobreviven con alrededor de 25 ó 30 pesos al día, ya que su pago semanal va desde 480 y hasta 650 pesos, con lo que deben pagar renta, agua, luz, gas; realizar sus gastos de primera necesidad, etc.

¿Cómo se puede vivir de esa manera? ¿Qué se puede comer? ¿Qué se puede vestir? Las preguntas pueden ser interminables y más si se toma en cuenta que México tiene al hombre más rico del mundo – Carlos Slim con una fortuna calculada en 53,500 mdd, según la lista de Forbes- y al mismo tiempo existen 60 millones de mexicanos en la pobreza y 20 millones en pobreza extrema.

Y así se puede seguir con una lista eterna de crímenes e injusticias cometidas en este país y todavía nos atrevemos a presumir “las estrellas del bicentenario” con el slogan -esto es México- y seguimos en la misma línea de sólo ver por enriquecer al más rico y el pobre que se joda.

Sería mejor invertir en educación, trabajo, apoyo al campesino, como era el propósito de la lucha revolucionaria, de la que ya pasaron 100 años y todo parece indicar que seguimos en las mismas circunstancias; que de nada sirvió aquella Revolución, aquellas muertes dadas por esa causa si no se pensaban respetar y mantener.

De qué sirvió la lucha por la Independencia en la que Miguel Hidalgo gritó ¡Muera el mal gobierno! Si seguimos alimentándolo al cerrar los ojos y cruzarnos de brazos ante aquello que nos perjudica, si permitimos que nos manipulen o simplemente nos es indiferente.

No festejemos el Bicentenario de la Independencia o el Centenario de la Revolución, luchemos por mantenernos de pie en un país en el que el gobierno busque el bienestar de su pueblo, que se vea por el más necesitado y no se dé preferencia al que tiene el poder del dinero.

No debemos permitir que pisoteen nuestros derechos, ni dejemos que el dinero que pagamos ante tanto impuesto se desperdicie; debe ser utilizado para un bienestar social y no para uno político.

¡Que viva la Revolución Mexicana! Pero a través del verdadero conocimiento de nuestra historia, de la valorización de nuestras raíces, del respeto por nuestra tierra y por nuestra gente; ¡Basta de vivir en la mentira, con los ojos cerrados y en la indiferencia! Seamos el México que queremos ser.

2 comentarios:

Héctor Márquez dijo...

Razonablemente esta pieza está tan llena de verdades como de obviedades y de enfoques que se quedaron cortos en la reflexión.

Pongo foco exclusivamente en el evento más cercano puesto que ambos ya caducaron en tiempo (fecha) pero no en forma, la Revolución Mexicana. Partamos del nombre correcto de la celebración: “Centenario del inicio del movimiento de Revolución Mexicana”.

Conmemoramos el inicio, pero ¿quien dice que ya ha terminado? Podremos quejarnos de lo que sea pero no de la gran virtud el pueblo mexicano de saber empujar y poco a poco venos gente menos agachona ante el abuso. Yo creo que llamar a no conmemorar este evento es tanto como negar la iniciativa de los próceres y el soporte heroico de la gente que hizo posibles las fechas importantes en el calendario.
Hoy la tarea consiste en buscar nuevos foros de lucha, en llamar a la conciencia de la unión y su poder sobre de los discursos demagogos.

Es ocioso enumerar los puntos carentes en el territorio nacional en tanto que son ciertos pero recordemos lo siguiente: Si Carlos Slim es y sigue siendo el hombre más rico de México y a momentos del mundo es por que los pobres seguimos haciéndolo rico (por voluntad propia) siendo partícipes del capitalismo salvaje que nos provee de burbujas de confort.

Nuevamente, los problemas son reales pero es muy fácil ver el lado paternalista de la situación y hacer responsable al gobierno federal en lugar de asumir los roles que a cada uno nos corresponden por que a la mayoría nos da hueva. Por que en lugar de ayudar a Lucero todos los años no vemos que hay por lo menos diez problemas fundamentales prioritariamente más urgentes a los niños discapacitados como ese campo del que hablamos, esa gente que sigue muriendo de enfermedades curables, esa gente sumergida en la miseria que carece de oportunidades competitivas por no tener un buen sistema educativo.

Al final del día somos nosotros quienes le damos más alcance a la Coca Cola que al saturado sistema de salud. Si bien sabemos que la democracia no funciona en el país, también ignoramos que es un sistema perfectible y hemos dejado de lado que el pueblo puede revocar sus decisiones.

Yo creo que somos un país que no tiene claro qué país quiere ser, antes de hacer ese llamado debemos entender

Héctor Márquez dijo...

muy bien nuestras limitantes, de dónde venimos para saber hacia dónde vamos.