martes, 14 de septiembre de 2010

MALA LECHE: EL GRANDE

POR.- EL DODO DE LA MALA LECHE Y EL DODO DE HUMOR NEGRO

Metido aún en la clarificación de la captura de Edgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, el Gobierno Federal anunció la captura el domingo pasado, en el fraccionamiento residencial Puerta de Hierro, ubicado en el Estado de Puebla, de Enrique Villarreal Barragán, “El Grande”, segundo, en la estructura de mando del cártel de los hermanos Beltrán Leyva, liderado por Héctor Beltrán “El H”.

La detención fue montada por la Secretaría de Marina Armada de México y, “curiosamente”, el hombre, por el que la Procuraduría General de la República ofrecía treinta millones de pesos, se entregó pacíficamente.

El Grande y La Barbie tenían una confrontación violenta en Morelos y Guerrero, luego de que el primero presuntamente responsabilizaba a Valdez Villarreal de haber traicionado a Arturo Beltrán Leyva, lo cual ocasionó su muerte durante un enfrentamiento con infantes de la Marina en Cuernavaca, Morelos, lo que dio apertura a las huestes depredadores para hacer y deshacer en honor de la venganza.

Con esa diferencia, cabe suponer quién puso a quién y a cambio de qué. No obstante, Felipe Calderón recibe otro regalo excepcional antes de los festejos del Bicentenario y justito cuando el ánimo del pueblo anda por los suelos.

Antes de doblar las campanas, esperamos las explicaciones y, en especial, la manera cómo le van a dar la vuelta a la suspicacia que detrás de estas detenciones efectivamente mediáticas, subyacen pactos muy pesados.

Es relevante destacar que las detenciones no significan el fin de la guerra ni que el crimen organizado se repliegue. Por cada hombre, por importante que sea, existe un sustituto y ese es el cuento de nunca acabar.

La violencia no terminará hasta que la sinergia de los carteles la permita.

A ver si la fórmula “Barbie” no resulta un nuevo escándalo político que se lleve a la Marina a la misma fosa séptica que a la Policía Federal.

Y al tiempo que se debate la posibilidad de una mujer presidenta de México, datos oficiales ubican a las féminas como elementos activos de los ejércitos del narcotráfico, no sólo en el tradicional rol sexual de placer y descanso del “guerrero”, sino midiéndose en las calles como sicarias, camellas y jefas de bandas, y muriendo en las circunstancias de tortura y sadismo, propias de los hombres.

Vulnerables en todos los aspectos, las mujeres se “la juegan” expuestas por una sociedad que les cierra posibilidades y alienta la desesperación. Vive rápido, gánate buenos pesos y recibe al final la desfiguración del rostro a tiros, le ponen a la feminidad una opción suicida de reconocimiento y advertencia maléfica.

De esta manera, somos testigos y cronistas de cómo se está asesinando el futuro de una nación.

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