POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL
La extensión que tiene una problemática en el texto del IV Informe de Gobierno de Felipe Calderón es el grado de prioridad que le ha dado en estos últimos doce meses.
La Seguridad Pública, que es el otro nombre usado para la guerra contra el narcotráfico, ocupa el primer lugar, hojas y hojas para concluir que falta mucho por hacer, pero que se sigue trabajando, es decir, que los muertos seguirán sumándose y que el origen de la guerra, según testimonio de Edgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, no fue el golpeteo gubernamental, sino la violación de los acuerdos de no-agresión por parte del “Chapo” Guzmán, señalado por muchas fuentes como el maleante predilecto del sexenio.
El segundo tema de interés es el renglón de infraestructura, donde las obras públicas prometen desarrollo y sólo dan crecimiento, eso sí mediante licitaciones y manejos extraños de los presupuestos y todas esas corruptelas lindas que es estilan en el caso, y que han deteriorado la cacareada soberanía sobre los recursos naturales del país.
La política social está presente de nombre, a pesar de los 60 millones de mexicanos en condición de pobreza a pobreza extrema. Hay que taparle el ojo al famélico y con cifras y programas, manchados por el proselitismo político, la actual administración insiste en los que menos tienen, inmolando a los que con poquito hacen circo, maroma y teatro para no terminar en la estadística de la infamia.
El Bicentenario, que no el Centenario de la Revolución por eso de la oposición incómoda, se detalla como un festejo nacional y el obligado despilfarro de recursos. Olvida el presidente que gracias al clima de inseguridad fomentando, la gente tiene miedo de andar en el guateque y en una de esas se repita la tragedia del granadazo, el petardo o la bomba molotov. Demasiado tolvanera para tan poquita grava.
El desarrollo sustentable y el argüende del cambio climático tienden a sobar la espalda de los actores sociales conscientes y en esa tónica el texto hace figurines chistositos que terminarán en nada. Eso sí, el protocolo y el agasajo serán rigurosos.
En lo pertinente al empleo, el paladín de la chamba nos salió chaparrón y ofrece vacantes a los sectores oprimidos, descuidando a la raquítica clase media que nada más observa el acortamiento de espacio y realización. De todos modos, hacen falta un millón de nuevos trabajos anuales, que en esta administración jamás alcanzaremos. Quizás debió de incluir el Informe el impacto de las 28 mil muertos en el efecto dominó de la economía en los sectores de pompas fúnebres y últimos auxilios.
Respecto a la política interior y la exterior pa’qué le movemos. Unas paginitas y vamonos. En corto avienta la papa y a otra cosa mariposa. No se trata de meterse en dificultades con la sensibilísimo Congreso o las delicaditas naciones hermanas, que a propósito ¿sabrá el preciso dónde están o qué pito tocan en el concierto universal?.
Por último, en un agregado al vapor se resalta la captura de ¡“La Barbie”! como indicador que detrás de la tiznadera por lo menos se doró un pollo.
Más allá de la obviedad, el IV Informe de Gobierno se pudo haber ahorrado, pues, ni los diputados se han puesto de acuerdo con el periodo de sesiones y no creemos que lo hagan en un rato. Unos días y celebramos el grito. Puente a media semana. La vida loca.
Puerto Vallarta y Cancún aguantarán sin protección federal el paso de septiembre.
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