miércoles, 11 de agosto de 2010

SINSEN: EL 2012

POR- ROLANDO GARRIDO ROMO

Ante el desgaste del gobierno de Calderón, enfocado en una interminable “guerra” contra los carteles del narcotráfico; con una “recuperación” económica centrada sólo en el 20% más rico de la población; y con un creciente deterioro en el tejido social, producto de la violencia y de la falta de oportunidades para mejorar el nivel de vida de la mayoría, los partidos políticos y sus patrocinadores de las cúpulas empresariales están ya centrados en la lucha por la sucesión presidencial.
Pero ¿en qué se basa el interés de partidos y grandes empresarios para la siguiente elección presidencial? Básicamente, en retener, y de ser posible, ampliar sus cuotas de poder y riqueza. Esto es, primero y por encima de todo buscan hacer prevalecer sus intereses, que los presentan como si fueran los “intereses nacionales” o de “todos los mexicanos”.

El 2012 será una lucha entre grupos de poder, para mantener sus privilegios y su parte en la distribución de la riqueza socialmente generada.

Los grandes problemas nacionales como el aumento de la pobreza y la marginación (de 2008 para acá hay 6 millones más de pobres, Cordero dixit); las muy deficientes cobertura y calidad en los servicios educativos y de salud; el imparable deterioro ambiental; la disminución de nuestra principal fuente de energía (los hidrocarburos); el deterioro de la infraestructura (carreteras, vías férreas, puentes, presas, etc.); la conquista de más y más zonas y segmentos de la población por parte de la delincuencia organizada; la corrupción e ineficiencia del aparato gubernamental, en todos sus niveles; la migración a Estados Unidos, por la falta de oportunidades; por sólo mencionar algunos de los más evidentes y apremiantes asuntos, quedan sólo como temas de precampañas y campañas, pero no se vislumbran propuestas claras, planes estratégicos a mediano y largo plazos para revertir y eventualmente superar los verdaderos problemas que tienen en la mediocridad a México.

Sin embargo, los “comentócratas” y los jilgueros de los medios de comunicación se regodean en plantear las posibilidades de fulanito o merenganito para ser candidato presidencial. No importa qué o a quién representa ni si tiene un proyecto para sacar a México del agujero en que se encuentra. Sólo importa si puede o no ser “el bueno”.

Este morboso interés de la prensa y los medios electrónicos de comunicación por las personas que pueden llegar a la presidencia, sólo demuestra lo que señalamos al inicio, los problemas del país les importa un comino, lo que les importa es cómo quedan representados los intereses de tal o cual grupo de poder, y qué les tocará a los aliados y lambiscones que se acerquen al ganador.

¿Y qué intereses representan los que han sido mencionados?

PRI

Enrique Peña Nieto: Nacido en Atlacomulco, Estado de México, el actual gobernador de dicho estado forma parte del grupo político que lleva el nombre de la población donde nació, y que originalmente fue creado en los años 40 por Isidro Fabela, pero a partir de los años sesenta fue liderado por Carlos Hank González.

Este grupo ha logrado mantener la gubernatura del Estado de México, a través del PRI, por más de 60 años y su fuerza radica en que existe un pacto para heredarse la gubernatura entre sus miembros, repartiendo beneficios políticos y económicos entre aquellos que no resultan favorecidos; y a cambio, todos los ex gobernadores y quienes no alcancen la titularidad del Poder Ejecutivo del Edomex se disciplinan y apoyan al gobernador en turno, que se convierte en el jefe del grupo mientras dura su mandato.

El poder económico del fallecido Hank González se unió con el del dueño de Banorte y Maseca, Roberto González Barrera de Monterrey, a través del matrimonio de sus hijos, por lo que este personaje también está ligado al grupo.

Tanto Hank como González Barrera fueron aliados cercanísimos de Carlos Salinas de Gortari durante su presidencia.

De ahí que el ex presidente, junto con los miembros del grupo Atlacomulco y González Barrera esten detrás de la precandidatura de Peña Nieto.

El propio Salinas se ha encargado de acercar a una aliada suya de mucho tiempo, al gobernador Peña: la cacique del SNTE, Elba Esther Gordillo, quien si bien siempre juega sus cartas con varias posibilidades, al parecer en este caso está apostando principalmente por el gobernador del Estado de México.

Pero ahí no para la cosa; Televisa ha optado por regresar su apoyo al PRI, y en especial a Peña Nieto, pues al parecer ya obtuvo todo lo que podía de los obsecuentes panistas, que le ha otorgado cualquier cantidad de concesiones en el ámbito de las telecomunicaciones.

Por último, pero no menos importante, una parte de la tecnocracia incrustada en la SHCP y el Banco de México, identificada con el salinismo, está también esperando que Peña Nieto sea el próximo presidente del país.

Manlio Fabio Beltrones Rivera: El líder de los senadores priístas basa su precandidatura en el poder regional del PRI, el cual se le ha ido erosionando en vista de que Peña Nieto ha usado los recursos del Edomex para apoyar a candidatos afines a él, en elecciones para gobernador en distintas entidades.

Beltrones ha sido el principal interlocutor del PRI con Calderón, pero esa relativa ventaja también se le ha desgastado, ya que Calderón ha decidido enfrentar al PRI, con objeto de disminuir sus posibilidades de regresar a la presidencia en el 2012.

Así, Beltrones cuenta con una plataforma básicamente partidista (por ejemplo en la CNOP, donde colocó a su aliado Emilio Gamboa, quien no tardará en volteársele, como lo ha hecho con todos sus ex jefes); la que Peña Nieto se ha enfocado en debilitar, aprovechando el poder económico de la entidad que gobierna, y el de sus aliados.

Beatriz Paredes Rangel: La presidenta del PRI está por dejar esa posición en los próximos meses, lo que abrirá una dura competencia entre los grupos de Beltrones y Peña por alcanzar esa posición.

Paredes sigue teniendo una influencia importante en el muy debilitado sector agrario del PRI, y también mantiene una buena relación con Salinas de Gortari (como de igual forma la tiene Beltrones), quien se está convirtiendo en el factótum para definir la candidatura presidencial priísta, ante la falta de una figura fuerte que dé rumbo al partido tricolor (Zedillo no participa en la vida interna del partido desde que terminó su presidencia; De la Madrid y Echeverría están muy ancianos y ya no cuentan con grupos propios; sólo Salinas se mantiene activo en la política nacional).

Así, Paredes va a terminar apoyando a uno de los dos principales contendientes dentro del PRI, ya que no cuenta con los aliados, ni con una plataforma política amplia, como para alcanzar la candidatura presidencial.

PAN

Ernesto Cordero Arroyo: Un tecnócrata menor, poco respetado en el grupo que maneja la SHCP (la familia Werner) y el Banco de México, y menos aún en Washington y Wall Street. Cordero se ha convertido por descarte, en uno de los precandidatos favoritos de Calderón, por su obsecuencia, disciplina y lealtad (que en la burocracia mexicana es igual a lamesuelismo).

Quizás sea un precandidato de distracción, ya que ni en el PAN creen que pudiera competir en una elección presidencial; sin embargo, ante el tipo de nombramientos que Calderón ha hecho en su gabinete (mencionemos sólo al secretario de Gobernación), no se puede dejar de lado la posibilidad de que el ocupante de Los Pinos haga todo lo posible para que Cordero sea el candidato del PAN (con lo que aseguraría el triunfo del PRI).

Alonso Lujambio Irazábal: Un junior pseudo intelectual, que fue inventado como secretario de Educación Pública, ante la falta de posibles precandidatos creíbles en el gabinete. Además de Calderón, su único apoyo es el de Elba Esther Gordillo, ante quien Lujambio se ha rendido completamente, a diferencia de la anterior secretaria, Josefina Vázquez Mota, que pretendió ejercer el cargo sin la tutela de Gordillo, y por supuesto no pudo.

Josefina Vázquez Mota: La ex secretaria de Educación Pública ha tratado de formarse una imagen de cierta independencia, a raíz de sus enfrentamientos con Elba Esther Gordillo. Sin embargo, en Los Pinos no es vista muy favorablemente, pues aunque fue la coordinadora de la campaña presidencial de Calderón, la verdad es que siempre ha sido una especie de interlocutora entre el foxismo y el calderonismo, y en todo caso su principal apoyo vendría de grupos empresariales de Monterrey, que fueron los que inicialmente impulsaron su carrera política.

Francisco Ramirez Acuña: El ex secretario de Gobernación y ex gobernador de Jalisco, encuentra sus principales apoyos en su estado (aunque no precisamente en el gobernador Emilio González Márquez, apoyado por la ultraderecha, quien cree que puede ser candidato presidencial) y en algunos segmentos del panismo tradicional.
Después de su alejamiento de Calderón, ha tratado de recomponer la relación para buscar ser una especie de candidato de compromiso, en caso de que la lucha interna en el PAN lleve a un impasse, lo que podría favorecer la candidatura de un hombre de larga experiencia en el partido, como lo es Ramirez Acuña.

Santiago Creel Miranda: El senador es el rival a vencer por parte de Calderón, ya que fue su principal contendiente en la pasada elección de candidato presidencial, y aunque a últimas fechas ha intentado un acercamiento con el presidente, Creel sigue siendo visto prácticamente como un “traidor” por el grupo compacto de Los Pinos, que lo considera el principal saboteador de distintas iniciativas legislativas del presidente.

Aún así, Creel tiene una base de apoyo propia en el partido, principalmente en el norte y en el centro del país, y un emblemático empresario de la derecha, que dirige la Unión Social de Empresarios Mexicanos (USEM), Lorenzo Servitje (BIMBO), ha sido un consistente apoyo en las aspiraciones presidenciales del actual senador por el D.F.

PRD

Marcelo Ebrard Casaubón: Un “izquierdista” por conveniencia, Ebrard siempre ha buscado llegar al poder político, presentando una cara progresista, pero la realidad es que siempre ha buscado el apoyo de los grandes empresarios de este país.
En su momento fue la mano derecha de Manuel Camacho y después se ganó la confianza de López Obrador, con objeto de llegar a la jefatura de gobierno del D.F., lo que finalmente consiguió.

Desde esa plataforma ha intentado ganarse a las clases medias de la ciudad, y mantener el apoyo clientelar del sector popular manejado por el muy dividido PRD.
Su mayor apoyo del lado empresarial son las empresas constructoras que han recibido enormes recursos con las obras faraónicas que realiza Ebrard en la ciudad; así como el de su padrino, Mario Vázquez Raña, quien ha sido el que lo ha acercado a los círculos empresariales más altos del país.

Aún así, Ebrard no es bien visto por el sector bancario y financiero, en donde aún se le recuerda su activismo en contra de que se aprobaran los pagarés del Fobaproa, mediante los cuales los bancos extranjerizados, reciben la principal tajada de sus ganancias.

Andrés Manuel López Obrador: El ex jefe de gobierno del D.F. ha perdido cualquier posible apoyo de los grupos empresariales, pues lo consideran un radical, que afectaría gravemente sus intereses.

López Obrador es apoyado por la izquierda (PT, por cierto en sus orígenes muy ligado al salinismo; Convergencia y una parte del PRD), y en alguna medida por clases medias que han sufrido los embates de la crisis y del mal gobierno de Calderón.

Difícilmente López Obrador podrá quitarle la candidatura de la izquierda a Ebrard, en vista de que si se define por encuestas, los medios de comunicación se lanzarán con todo para reinsertar la imagen de que es un “peligro para México”, frase que se le endilgó en la elección del 2006, con lo que sería fácilmente derrotado; y si es por elección interna, la gran cantidad de recursos económicos con los que cuenta Ebrard, a través de las arcas del gobierno del D.F. le permitirán sacar a López Obrador de la competencia.

Como se puede apreciar, prácticamente todos los candidatos responden a intereses muy particulares, y por lo tanto sus patrocinadores demandarán el pago de esos apoyos, por lo que el pueblo de México tendrá ante sí una elección entre malos y peores; no entre verdaderas alternativas para superar los gravísimos problemas que se han acumulado a lo largo de décadas, y que tienen sumido al país en una de las más profundas crisis de su historia.

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