lunes, 19 de julio de 2010

A TÍTULO PERSONAL: ¿OTRO CANAL DE TELEVISIÓN AL SERVICIO DEL ESTADO?

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

A una semana del anuncio de Felipe Calderón en que se confirmó la ampliación de la cobertura del canal de televisión Once TV, propiedad del Instituto Politécnico Nacional, dependiente de la Secretaría de Educación Pública, a cinco entidades más de México, algunos sectores sociales ponderan una mala jugada en esa supuesta cadena nacional de televisión pública del Estado que complemente la oferta de las televisoras particulares con transmisiones y producciones del gobierno

Es sospechoso, argumentan, que ahora el panismo que se ha destacado precisamente por el fomento del conservadurismo en cualquier forma, por bestial que parezca, proclame el gusto por la inteligencia mediática, precisamente cuando desde que tomó el poder en el año 2000, con Vicente Fox, ha tratado de reventar cualquier exceso liberal que contradiga sus creencias anacrónicas.

El canal ONCE del IPN resintió el cambio de rumbo durante esta década funesta y, sin embargo, trató, sin lograrlo, sostener una propuesta muy “light” de la fórmula original que le diera celebridad en los seis lustros finales del siglo XX.

No obstante, Felipe Calderón Hinojosa destacó que con esta nueva expansión del canal del Politécnico se llegará a casi 50% (44 millones) de los mexicanos y éstos podrán disfrutar de la televisión pública de manera gratuita, sin desglosar el tipo de contenidos que sustentará ese dinero.

Con la extensión de 28% a 42% de teleespectadores en algunas entidades como Guadalajara, Jalisco; Torreón, Coahuila; Xalapa, Veracruz; Morelia, Michoacán y Los Mochis en Sinaloa se podrán ver sus contenidos: infantiles, culturales, educativos, de opinión y series en casi 50 millones de hogares, que simultáneamente representan votos potenciales para cualquier partido político que los sepa trabajar.

Felipe Calderón adelantó que ya comenzó la construcción de la infraestructura para llegar a ciudades de otros estados como Monterrey, Durango, Mérida y Oaxaca y prometió que la señal de la televisión pública seguirá “avanzando hasta que llegue a todos los mexicanos en prácticamente todo el país”.

Esa inversión, demagogia aparte, no es fortuita ante la inminente confrontación definitiva entre la oposición y la derecha mexicana.

Por experiencias anteriores, los ciudadanos sabemos que lo que toca el Estado lo acaba destruyendo. En suma, la “bondad” del Ejecutivo no anuncia algo positivo. Si reconocemos las alianzas “estratégicas” de las televisoras privadas con la clase gobernante, sumarle una fuerza adicional con Canal Once es cerrar la pinza para el golpeteo fuerte de las mentecitas indecisas de los votantes.

El proyecto compromete a que las transmisiones de la cadena del Estado sean captadas en todos los hogares de México a través de antenas convencionales que se están instalando. O sea que el bronco pueblo no pueda escapar de las indicaciones directas e indirectas de la fuente ideológica oculta en este “altruismo”.

Con el desparpajo de siempre, Calderón sostuvo que la televisión pública, gratuita, nacional y “de Estado”, o sea la programación la dicta el investido, generará “la pluralidad indispensable de la democracia. Hoy tenemos la oportunidad histórica de convertir este canal nuevamente en modelo de televisión pública de calidad, en modelo de televisión de Estado y el desafío es enorme”

“Una televisión pública que promueva el debate democrático de las ideas. Una televisión que aliente a la reflexión serena, profunda y madura de los retos y problemas que tiene el país. Una televisión que impulse el desarrollo humano, la cohesión social y la construcción de una ciudadanía más responsable. Una televisión que responda a las exigencias de un país en continua transformación y de una sociedad ávida de información”.

Ni la BBC podría eludir tales halagos, lo malo es que en el día a día mexicano, precisamente, la televisión juega del lado de las perversiones democráticas e invalida información real por los corazones ideológicos que la sustentan, haga de cuenta que hablemos de derechos humanos con una madrina.

Canal Once TV, según el dedazo del presidente, será una opción diferente y de calidad en el espectro televisivo nacional, imparable en innovación y vanguardia.

Yoloxóchitl Bustamante, directora de Instituto Politécnico Nacional, que no podía estar atrás en el intercambio de flores, festejó la ampliación de la señal televisiva y subrayó que el IPN está imparable en innovación y vanguardia, con los constantes triunfos de sus deportistas, investigadores y estudiantes.

“En Canal Once siempre habrá dinamismo, humor, innovación y vanguardia, excepto aburrición, y expresó su confianza porque los contenidos en ese televisora reflejen con mayor certeza lo que somos los politécnicos”.

Esperamos equivocarnos, pero Canal Once en manos del supremo peligra porque el debate de la diversidad de ideas que conforma una democracia ha resultado desfavorable a las instituciones gubernamentales, que no se han acobardado a la hora de ejercer censura y castigos, no vaya siendo que el Once termine programando telenovelas, reality y talk shows y demás engendros del gusto limitado del grueso de la población, eso sí, voto por delante.

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