viernes, 11 de junio de 2010

SINSEN: FÚTBOL

Con este trabajo el Dodo Pambolero asume durante un mes la dirección del blog frente a la clara oposición y gigante preocupación de los demás Dodos, mismos que durante la votación efectuada para este hecho insólito votaron, pero misteriosamente votaron por lo que no querían, algo así como Calderón y compañía.

Las habituales secciones -dependiendo del humor del Dodo Pambolero que esperamos no rebase el entusiasmo de la primera ronda- irán apareciendo en consideración al sector inteligente de nuestros Dodofanes y Dodolectores.

Atentamente

El Último de los Dodos (sin peluca tricolor, maquillaje idem o playerita verde, por el momento)


POR: ROLANDO GARRIDO ROMO

Desde que comencé a ver campeonatos mundiales de fútbol en 1970, he escuchado las mismas críticas, descalificaciones y argumentos sobre la banalidad de estos eventos; la manipulación que las clases dirigentes (políticas y económicas) realizan a través de los mismos, para que las masas se olviden de sus problemas, al menos por unas semanas; el afán de atar el honor patrio a los botines de doce calzonudos; la incultura que refleja un pueblo al estupidizarse ante el televisor, viendo a 22 tipos pegarle a una pelota y correr por hora y media de un lado a otro, para anotar un gol y después salir corriendo a festejar de maneras cada vez más ridículas; y cosas similares.

A veces me pregunto si quienes hacen las críticas alguna vez jugaron al fútbol. Y es que el deporte en sí es una cosa, y el mal uso que se ha hecho de él (como de casi todo) en nuestras sociedades mercantilizadas y mediatizadas, es otra.
Para los millones de niños que jugamos en las calles (al menos yo así lo hacía, antes de que los fuegos cruzados y los secuestros express desaparecieran esa práctica de muchas colonias y barrios de nuestras ciudades) el poder golpear una pelota, forcejeando en las jugadas con tus amigos y sí, festejando como locos un gol anotado en las improvisadas porterías, constituía el punto culminante de una jornada que podía ser difícil, aburrida, o a veces estresante, en la escuela, el hogar o el entorno en donde uno vivía.

El fútbol, para el que lo juega, significa una liberación, pues el esfuerzo físico que implica; la mucha o poca técnica que tiene que utilizarse para el dominio del balón; la lucha cuerpo a cuerpo para su control; la coordinación que se requiere entre los miembros del equipo para atacar y defender (por rudimentario que sea), y el afán de vencer, son elementos que implican una tensión física y una atención mental, que pone a cuerpo y mente a trabajar equilibradamente, y que sin duda mejoran la constitución y la formación de niños y niñas, hombres y mujeres que lo practican.

Por supuesto, estos y muchos otros elementos forman parte del deporte organizado en general, de ahí la relevancia grandísima que tiene para sociedades que se respetan, ya que no sólo es una actividad recreativa, sino formativa, e indispensable en la educación y en la vida diaria de la población.

Dicho lo anterior, regreso a las críticas, válidas sin duda, a la grosera manipulación mediática y política (ya está Calderón de paseo en Sudáfrica) que se hace de estas justas mundialistas.

Sin duda, la FIFA es una megaempresa construida para hacer cientos de millones de dólares con el fútbol, y ha impulsado hasta la náusea la mercantilización del deporte.

Los que manejan para sus intereses el fútbol, lo han prostituido. En especial, en México, las dos televisoras, han utilizado al fútbol, no sólo para hinchar sus bolsillos con toda la parafernalia comercial que va alrededor del deporte, sino que han logrado que los ciclos de buena parte de la población ya no funcionen de acuerdo a los sexenios políticos, sino a los cuatrienios mundialistas.

Los gobiernos de todo signo pretenden presentar los triunfos (en el caso mexicano, muy escasos) de su selección como la muestra del éxito de sus políticas públicas, y más aún, de la “grandeza nacional”, desvalorizando así la verdaderas (o casi) hazañas de los héroes patrios, que empequeñecen ante el último gol del estrella del momento.

Creo que no vamos a poder evitar este mal uso de un deporte tan sano y tan bello como el fútbol. Sólo espero que las críticas que se dirigen al abuso comercial y político de este deporte en el mundo, no pierdan de vista el bien que su práctica hace a millones de personas en el planeta, y que desgraciadamente, por el poder de los medios de comunicación y de las grandes empresas; por la ignorancia de mucha gente sobre esta situación y también por su gusto por este deporte, caen en las malsanas redes de la manipulación mercadológica y política que se hace del fútbol.
En todo caso, en este mundial de Sudáfrica, los resultados que obtenga nuestra selección quedarán rápidamente en el olvido, si son malos; pues las televisoras se encargarán de atar a la afición mexicana a algún otro seleccionado (Brasil por ej.), se buscará al “chivo expiatorio” que pague los platos rotos (el DT Aguirre, el Bofo, el Conejo, o ya se verá quién), y se le dará vuelta a la página.

Pero si los resultados son positivos, ya tendremos cuatro años de recuerdos , análisis y lo que es peor, venta de cualquier cantidad de productos y servicios por parte de los “héroes” de la selección. Total, no aprendemos.

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