jueves, 13 de mayo de 2010

A TÍTULO PERSONAL: LOS PREMIOS DE PERIODISMO MEXICANO

POR.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

México es un país sui generis en cuanto a la generación de premios de cualquier índole, pues, se reconocen muchas cosas menos el mérito real de los ganadores.
Por ello, la pésima fama de los certámenes y los resultados que, de antemano, infunden desconfianza al sustentarse en móviles chocarreros, opacos y difusos.

“Desde hace nueve años, el Consejo Ciudadano del Premio Nacional de Periodismo galardona a los periodistas más destacados de los medios de comunicación, a través de un organismo independiente, constituido por instituciones académicas y asociaciones no gubernamentales, bajo las premisas de autonomía, independencia, imparcialidad, pluralidad y responsabilidad del manejo de la información en beneficio de la opinión pública”.

Así reza el párrafo inicial de la noticia, dada a conocer el martes pasado, que lista a los ganadores del Premio Nacional de Periodismo 2009, incluyendo un galardón especial a Carlos Monsiváis por su trayectoria informativa.

Al revisar los nombres, me pregunté a quién efectivamente se reconocía al periodista o al medio porque, además de las habituales firmas famosas mediáticas, destellan precisamente las empresas que viven de la noticia.

Así junto a los hombres y las mujeres, destacan corporaciones que si en algo se distinguen es, precisamente, en no respetar la autonomía, independencia, imparcialidad, pluralidad y responsabilidad del manejo de la información, de la que hace alarde el Premio.

No dudo que algunas propuestas sean plausibles, pero asociar el beneficio de la opinión pública a Televisa, Ovaciones, Proceso o Nexos es otra cosa totalmente cínica.

El Premio Nacional de Periodismo 2009, continúa la nota, contó con la participación de 852 trabajos de toda la República Mexicana; de los cuales 49% correspondió a participantes radicados en los estados y 51% de residentes del Distrito Federal. Mientras que los estados que tuvieron mayor participación fueron: Jalisco, Sonora, Veracruz, Puebla, México, Baja California, Chihuahua, Guanajuato y Zacatecas.

Por simples números y manejos estadísticos, la muestra es insuficiente para evaluar a los periodistas más “destacados” del medio, pero ofrece una salida medianamente decorosa en porcentajes geográficos de la “democracia” informativa.

Es cierto que ningún concurso deja contento a todos, sin embargo, es una pena que en nuestro país no exista un Premio equivalente al Pulitzer estadounidense en cuanto a historia y trascendencia, y que honestamente simbolice los altos ideales que el periodismo profesional mundial enarbola.

En consecuencia, hemos de conformarnos con halagos “patito” que, aunque se acompañen con metálico, viajes y diplomas, no otorga de un halo distinguido a sus poseedores.

Para los periodistas reales sólo existe un premio genuino: la credibilidad del público. Lo demás son excesos inmerecidos de vanidad. Uno no se mete en esta profesión antigua de locos, suicidas e idealistas con el sueño guajiro de una corona de laurel y un busto en la Rotonda de los Hombres Ilustres; no, uno se arriesga simplemente por rescatar una verdad y compartirla.

De esta forma, cuando vemos que alguien nos toma como base para elaborar un criterio es una suficiente paga para seguir en la brega.

Y parafraseando a mi maestro, Enrique Loubet Jr., periodista galardonado infinidad de veces, el que es importante no necesita decirlo, la gente común lo sabe.


Nota DODO.- Raúl Gómez Miguel tiene dos premios nacionales dados por el gremio, que no dice, simplemente, porque fueron productos de su trabajo y porque le importan más que lo lean.

1 comentario:

Anónimo dijo...

chingon Gómez, espero nunca vendas a los dodos y que mantengas siempre tus criticas fuertes y por tierra

Atte
Diego