sábado, 13 de marzo de 2010

DIVERSIDAD SEXUAL: LOS PEROS DE LA IGLESIA CATÓLICA MEXICANA

Por.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Por motivos de información para nuestros lectores reproducimos el texto íntegro del comunicado de prensa dado a conocer el jueves 11 de marzo de 2010 por la Arquidiócesis de México, dirigida por el Cardenal Norberto Rivera, con respecto a la celebración de los primeros matrimonios civiles de homosexuales de la historia del país, en la sede del Gobierno del Distrito Federal.


Uniones gay, simulación lamentable (*)

“ La sociedad está siendo testigo, una vez más, del embate contra la familia y los valores cristianos encabezado por el Sr. Marcelo Ebrard, Jefe del Gobierno del Distrito Federal, y la Asamblea Legislativa capitalina, quienes aprobaron una ley perversa e inmoral que pretende equiparar el matrimonio entre un hombre y una mujer con la unión de parejas del mismo sexo.

Tal pretensión legaloide es una burla a la familia, un afán por destruir los valores y la moral, una obediencia a dictados internacionales que ofenden a los mexicanos, quienes tenemos una gran consideración y aprecio por la institución familiar.

Al igual que la aprobación de la ley criminal del aborto -que ya cobró decenas de miles de vidas en nuestra ciudad- de esta reforma al Código Civil podemos afirmar que podrá ser legal, pero nunca moral, y en este sentido, no pueden estar bien con la Iglesia Católica quienes promueven, apoyan, ejecutan o se someten a estas leyes inmorales. Los médicos, enfermeras o jueces, si se consideran cristianos, tienen el deber de hacer uso de su objeción de conciencia con la finalidad de no convertirse en cómplices de estas acciones inicuas que arrastrarán a nuestra sociedad a la degradación y a la ruina.

Queda en claro que el Sr. Marcelo Ebrard es el responsable de la aprobación y ejecución de estas leyes destructivas de la familia, y no disimula su aversión a las Iglesias y a la mayoría de los habitantes que gobierna, que profesan la fe cristiana y que rechazan la perversión de sus valores más respetables y queridos, como es el caso de la familia.

Así mismo, es evidente el autoritarismo del Jefe de Gobierno, quien burlándose de la sociedad que gobierna, hizo caso omiso a las encuestas en las que quedó claro que más del 70 por ciento de la población rechaza las adopciones por parejas del mismo sexo.

Hoy, el Sr. Ebrard ha vulnerado el derecho de los niños a tener un padre y una madre, y los entregará como objetos, no como personas, a estas parejas, con los graves riesgos morales y psicológicos que traerá esta arbitraria, injusta e irresponsable medida.

Esperamos que la Suprema Corte de Justicia de la Nación defienda el derecho superior de los niños y eche abajo esta ley perversa, y que las siguientes legislaturas capitalinas deroguen el cúmulo de leyes que están destruyendo a las familias mexicanas, y que han sido aprobadas y ratificadas en la gestión del Sr. Marcelo Ebrard, quien como dice San Pablo, se enorgullece de lo que debería avergonzarse.

Presbítero. Hugo Valdemar Romero”.


(*) TOMADO DEL SISTEMA DE INFORMACIÖN DE LA ARQUIDIÓCESIS DE MEXICO


ALGUNAS OBSERVACIONES INDISPENSABLES

La ley “es”, no responde a calificativos morales que no sean propios de la lógica jurídica.

La pretensión “legaloide” ni es pretensión ni es “legaloide”, es un conjunto de argumentos legales que en el contexto de la sociedad civil tienen un origen y una razón de ser.

No se está atacando a la institución familiar heterosexual, sino se están abriendo otras posibilidades de familia que demandan ciudadanos y ciudadanas en una respetable y reconocida demanda social. En ningún momento se pretende romper con la familia, por el contrario, se está abriendo la posibilidad que los ciudadanos creen una entidad familiar acorde a sus derechos y garantías individuales.

Con respecto al aborto, la postura de la Iglesia Católica mexicana es ambivalente al anunciar, como consideración de la Semana Santa, el levantamiento de la excomunión de aquellos feligreses que hayan participado en un evento de esa naturaleza. Hasta donde se entiende, un pecado mortal carece de consideraciones, a menos que no lo sea. ¿Entonces? ¿Se excomulga para después perdonar? ¿Dios está al tanto de esto? ¿Cuándo giró la orden de presentación o firmó el perdón?

En cuanto a “la aprobación de la ley criminal del aborto -que ya cobró decenas de miles de vidas en nuestra ciudad-“ bájele a las proclamas apocalípticas y falsas. NO CUENTAN CON DATOS FIDEDIGNOS para sustentar, de lo contrario, tarde se le hubiera hecho para montar un circo mediático alrededor de esas improbables muertes.

Habría que confirmar que la mayoría de creyentes en el país es católica, más que cristiana; existen en diferentes interpretaciones de la fe, sin mencionar los múltiples cultos que conviven respetuosamente en el territorio nacional.

La aversión de la autoridad capitalina a las Iglesias se llama “laicismo”, es decir, dividir claramente los asuntos ultraterrenos de los humanos: lo que es del César al César, y a Dios lo que le corresponde. No como mañosamente juegan los clérigos a la conveniencia terrena y no a las disposiciones eternas, si las hay.

Darle una certeza absoluta a una encuesta es tanto como suponer que los números son perfectos sin considerar el interés de quien los acomoda. Con el mismo argumento podríamos demostrar que la mayoría está a favor de lo que se nos venga en gana.

El que es buen juez por su casa empieza, y la Iglesia Católica mexicana ha tenido “distinguidos” ministros que convirtieron en objetos sexuales a seres inocentes sin que a la fecha hayan recibido el castigo penal que merecen, que no son las casas de retiro, donde los curas perdidos son guardados del oprobio popular. No se trata de proyectarse, sino de enfatizar que una preferencia sexual no garantiza, para bien o para mal, la esencia absoluta del ser humano.

Amenazar con futuras legislaturas e incitar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación a derrumbar la ley "perversa" es fomentar la intolerancia y el fanatismo de las mentes retrógradas de las que se nutre precisamente la casta sacerdotal católica.

No obstante, la Iglesia no admite que los libre pensadores también se expresan y tienen derechos inalienables que pueden ponerse al servicio de la esperanza de un mundo que, tal vez, tenga una esperanza en estos hombres y estas mujeres que han luchado por décadas por alcanzar el reconocimiento legal a su diferencia.

Y las palabras de San Pablo también aplican al revés, los curas desgraciadamente distan de ser un ejemplo y un pilar inquebrantable de lo que predican y les asusta. Señores, pongan sus sotanas a remojar y aceptan su humanidad, no sean soberbios que a la larga todo cae por su propio peso.

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