domingo, 28 de febrero de 2010

EDITORIAL: CHILE

Nos despertó la noticia. Amigos y conocidos nos fueron informando. Por la premura de las noticias, los medios daban noticias contradictorias. Internet demostró la supremacía en cuanto a la respuesta rápida y la comunicación de las personas. Las redes sociales hicieron lo propio y Twitter avanzó como un punto de referencia a consultarse en la tragedia.

Eran las 3.34 de la madrugada cuando un sismo de 8.8 grados en la escala de Richter y cuyo epicentro estuvo a 317 kilómetros al suroeste de Santiago, con una profundidad de 59.4 kilómetros, sacudió Chile. De inmediato, el Centro de Alerta de Tsunami del Pacífico emitió un alerta para las costas chilenas, de Perú y de Ecuador.

El 22 de mayo de 1960, Chile sufrió el terremoto de mayor intensidad en la historia, al alcanzar los 9.5 grados en la Escala de Richter, que mató a tres mil personas y dejó dos millones de damnificados.

Por la tarde, la presidente de Chile, Michelle Blachalet, en un mensaje a la nación detalló "Aún no es posible saber la magnitud del impacto de este fenómeno natural, pero tenemos por lo menos 2 millones de personas quedaron damnificadas, por lo menos un millón medio de viviendas dañadas, además de graves daños en instalaciones aeroportuarias, escuelas y ferroviarias".

Fueron declaradas seis regiones del país como zona de emergencia y se decretó la suspensión de clases hasta el 8 de marzo próximo, en virtud de evitar mayores desgracias.

"Estamos trabajando para recuperar los servicios básicos, como luz, agua, combustibles y transporte público. Aunque lanzo un llamado a todos los chilenos para que tengamos un buen uso de lo poco que tenemos en estos momentos y saber utilizarlo", puntualizó.

La respuesta solidaria internacional ante la emergencia no se ha hecho esperar; México, los Estados Unidos, Inglaterra, Argentina y España están preparando maneras y envíos de ayuda a Chile, a pesar que el gobierno de Blachalet no ha demandado auxilio urgente.

A diferencia de Haití, recientemente devastado por una catástrofe natural semejante, Chile es una de las economías fuertes del cono sur, experta en materia de análisis sísmico, conciente de su vulnerabilidad geológica y riguroso en la aplicación de reglamentos de construcción e ingeniería urbanística.

Como otros Estados de América del Sur, Chile ha padecido las dictaduras militares, los golpes de estado y esas lecciones históricas terribles lo han vuelto fuerte, discreto, trabajador y orgulloso de sus logros materiales.

Sin embargo, como pueblos hermanos por múltiples razones, los mexicanos estamos impactados por la tragedia, pues ya la hemos vivido en 1985 y sabemos que, a pesar del espíritu y la fuerza, la pérdida de vidas humanas y de patrimonios golpea el ánimo de cualquiera.

EL ÚLTIMO DE LOS DODOS expresa un voto a la recuperación pronta del país y comparte la preocupación de la colonia chilena asentada en México por sus familiares, en especial a nuestros entrañables amigos Antonio e Yllali Barrón, y a todos los que desde aquí rezan por el bienestar de su gente.

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