miércoles, 23 de diciembre de 2009

A TÍTULO PERSONAL: POR LEYES SIN PREFERENCIAS SEXUALES

Por.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

El lunes 21 de diciembre de 2009, con 39 votos a favor, 20 en contra y cinco abstenciones, el pleno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó la reforma al Código Civil del Distrito Federal, que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo.

En el mundo, sólo se permiten los matrimonios homosexuales en Bélgica, Canadá, España, Holanda, Noruega, Sudáfrica y Suecia. También han sido aprobados en algunas ciudades de Estados Unidos como Connecticut, Iowa, Massachussetts y Vermont. Por tanto, la aprobación de esta reforma al Código Civil del Distrito Federal coloca a la capital de México en la vanguardia del respeto a las libertades civiles y los derechos humanos de sus habitantes, por encima de sus preferencias sexuales, como cualquier derecho inteligente debe promover.

Desde 2007 estaban permitidas en el DF las uniones civiles de parejas del mismo sexo, en consecuencia, la modificación al Código Civil vigente es un corolario lógico a las demandas de las minorías sexuales que defienden un trato digno y respetuoso de la ley y las autoridades, y tener las mismas prerrogativas de los matrimonios heterosexuales.

Ni tardo ni perezoso, el cardenal Norberto Rivera determinó que la ley era inmoral y una aberración. Consideró inadmisible y condenable, la posibilidad de adopción de esas parejas ya que, según el cura, daños psicológicos y morales serán consecuencia de someter a tal injusticia y arbitrariedad a los infantes.

En una franca postura política más que religiosa, el señor Rivera sintió impotencia, dolor y consternación por la decisión de los entes del mal de golpear la intimidad de la familia mexicana. En el exceso de la verborrea conservadora redujo las palabras de padre y madre, y negó sentido a los sexos.

"Nuestros niños y jóvenes corren un gravísimo riesgo, al ver como normales este tipo de uniones, y pueden entender equívocamente que las diferencias sexuales son un simple tipo de personalidad, dejando así de apreciar la dualidad de la sexualidad humana, que es condición de la procreación y, por tanto, de la conservación y desarrollo de la humanidad".

Pronosticó que la ley no durará precisamente porque en países que la han implementado, son pocas las parejas gays que la han utilizado, y exhortó a los feligreses a orar por el retorno de los asambleístas al buen camino y no alejarse de la voluntad de Dios.

"La aprobación arbitraria de esta ley inmoral sea el antídoto para que en los demás estados de la República no sigan este perverso ejemplo y se haga lo necesario para defender constitucionalmente a la familia, comprometiéndose los fieles laicos (SIC) a evitar, por cauces legales, estos atropellos contra la sociedad misma y sus valores más preciados".

"No es discriminarle, sino reconocer y defender al matrimonio como institución esencialmente heterosexual. Una unión formal entre personas del mismo sexo será todo, pero jamás un matrimonio, y desde los valores cristianos siempre será inmoral".

"No existe ningún fundamento racional o ético para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia".

"Los actos homosexuales, en efecto, cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso"

“Las relaciones homosexuales son reprobadas y los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados".

Y que conste que estas declaraciones la hace un ministro de culto centrado en la salvación espiritual de los creyentes, no en el uso que hagan de sus cuerpos.

Mariana Gómez del Campo, coordinadora del PAN en la Asamblea Legislativa, solicitó a Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del Distrito Federal, que vete las reformas que permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción. De lo contrario, advirtió, su partido impulsará una acción de inconstitucionalidad ante la Corte, una vez que éstas sean publicadas en la Gaceta Oficial local.

El origen de este ánimo beligerante estuvo en la votación por la adopción de niños por matrimonios del mismo sexo, ya que con el voto en contra del PAN y algunos legisladores del PRI y PVEM, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó que los matrimonios de personas del mismo sexo podrán adoptar niños.

Las facciones vencidas de Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional sostienen que pelearán hasta conseguir que esta desgracia destruya los pilares morales y de buenas costumbres que caracterizan a sus seguidores.

Sea como sea, la comunidad lésbico gay ha ganado una batalla importante al orillar a sus enemigos declarados a reconocerles existencia y a oponerse a una reivindicación ciudadana más que merecida.

Hasta donde el entendimiento me lo permite, la preferencia sexual no garantiza la aptitud de los adultos para sacar a un niño adelante y convertirlo en un elemento de provecho para la sociedad y, salvo por la procreación, tampoco existe una justificación científica definitiva en cuanto a la normalidad de la heterosexualidad.

La verdadera justicia debe tocarnos a todo por igual, gústele o no a los sectores retardatarios del país.

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