miércoles, 30 de diciembre de 2009

MARASSA: LOS QUE SE FUERON

Por.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

Escribe del silencio y de sus muertos.

Platícame de las huestes de la noche, de los pantalones entallados y los zapatos de goma brincando las bardas, de las pintas en una barda.

¿Podrías jurarme que corriste con ellos en sus torneos de carriles de alta velocidad?.

¿Cuántos viste caer para no levantarse?.

Su guerra no era la nuestra.

No defendían su país.

No mordían formas políticas.

No se congregaban al mañana.

Peleaban por no tener nada que hacer, por calentarse el frío de manzana podrida, comida en la infancia de periódicos viejos. Reclamaban ridículas superficies de metros cuadrados, que legalmente nunca fueron suyos.

Interiorizar su delgadez te remitía la juventud enjuta y al espanto de aprender que a los 16, el destino es una farsa. En esos cinturones de miseria nadie llega a viejo.

¡Carajo!, podrías regalarles una novela, un artículo, o de perdis, una limosna a las Santas Animas del Purgatorio.

Te llevé a los panteones, a las morgues judiciales.

Vomitaste por su sino y lloraste patéticamente.

El llanto, a estas jodidas pretensiones, fue un recurso barato.

Los cadáveres no escapan de sus tumbas para limpiarte los mocos.

Fuiste testigo y se acabó.

No te pidieron venganzas, lutos rigurosos, exhortos a la izquierda.

Netamente te convidaron de sus cervezas, de su cemento, y del cruel olor de sus tenis rotos.

Ya no están y te esfuerzas por inventar historias, otras, por supuesto, no la de los príncipes decadentes del Periférico.

Ya no somos ni seremos, ni siquiera por especie.

Simplemente, el círculo del mundo te va cubriendo.

Los bendecidos murieron jóvenes y siempre serán así. Los otros, recorrieron varios niveles biográficos para terminar con sus nombres expuesto en la galería del panteón.

Pides regresar a reunirte con la banda; la invencible banda de adolescentes, y sólo escuchas las campanas anunciando la última noche del año, y a ti gritando porqué no te fuiste primero.

Aun eso, te fue negado: la esperanza.

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