miércoles, 16 de diciembre de 2009

ASUNTOS EXTRANJEROS: ALBA SEA LA PARTE

Por.- RAÚL GÓMEZ MIGUEL

De Hugo Chávez se espera cualquier extravagancia. Es más, aun lo insólito en él se torna cotidiano. Ahora que aguarda convertirse en el Libertador de la América muy jodida, pero muy jodida, armó un esperpento de seudo organismo internacional llamado “Alianza Bolivariana para las Américas” (ALBA) que en teoría incluye a Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Honduras, Cuba, San Vicente y las Granadinas, Dominica y Antigua y Barbuda. O sea naciones que son la diferencia continental, en parte baja de las estadísticas.

En un plan de más de vasallaje que de fomentar la igualdad, Chávez expuso la creación de una moneda que sustituya al dólar estadounidense en las transacciones comerciales de los países miembros: el “Sucre”, y un Sistema Unificado de Compensación de Pagos Recíprocos; de ahí el nombre de la moneda intraregional, que faciliten el comercio internacional sin depender de la divisa verde.

El Banco del Alba tiene su sede en Caracas, la capital de Venezuela, y, según los creadores, pronto tendrá el respaldo productivo y financiero necesario para convertir al Sucre en un Euro tropical.

Considerando al líder y los seguidores del proyecto, los analistas mueven la cabeza con escepticismo precisamente por lo jalado de los pelos que resulta una moneda, basada en la riqueza venezolana (curiosamente detentada por los millones de dólares recibidos por la comercialización de petróleo y derivados), y en el escaso margen de crecimiento real que pueden alcanzar las deterioradas estructuras económicas de la zona.

El plan tiene un objetivo claro, “exportar” el dominio de Chávez a través del sometimiento de pueblos pobres que no les importa si el dinero lo carga dios o lo arrima el diablo. La revolución bolivariana no es otra cosa más que la extensión de una visión dictatorial del mundo hundida en la ignorancia y la polarización del bienestar de siglos.

Chávez delira con ser cualquier héroe de los movimientos de independencia del siglo XIX y ha sabido mantenerse en el poder mediante la compra de almas y el reparto de fortunas para grupos radicales y desestabilizadores en el extranjero amen de dividir a su pueblo. Al no recibir reprimenda alguna por nadie, superior a su reino, el dictador de Venezuela comienza a formar una alianza, raquítica en verdad, pero alianza al fin para edificar la “América Libre”.

En la política exterior, corta de miras, para el sur del continente de la administración Obama, no existe alarma alguna para las maniobras proselitistas de Chávez y, después de un año en el poder, Barak ha mostrado una peligrosa semejanza a los cándidos propósitos del expresidente James Carter, que metieron a los Estados Unidos en una situación de vulnerabilidad que indigno a los halcones del partido republicano y le costó la presidencia.

El distanciamiento de la Casa Blanca a otros asuntos que no sean su prioridad, ha dado manga ancha a los enanos y he aquí los resultados. El agónico régimen castrista ve en la extravagancia del generalote Chávez la continuación remendada de Comandante Fidel y de una época aplastada en los libros de la memoria.

La Alianza Bolivariana para las Américas trae un olorcito al desaparecido Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) que la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas impuso al bloque comunista para tenerlos agarrados con los mismos argumentos de cooperación y crecimiento mutuo de la cantaleta de Chávez.

El caso es que la alineación de los pigmeos complicará las de por sí enrarecidas relaciones diplomáticas con los países importantes del cono sur: Brasil, Colombia, Chile y Argentina, que usan y avientan a Chávez, según sople el viento, pero que de ninguna manera permitirán que les ponga la bota encima.

México, absorbido por la nulidad del gobierno federal panista, juega a coqueteos pueblerinos con Cuba y lanza anzuelos a ver si algún vecino despistado le presta atención. El hermano mayor de Latinoamérica está enfermo de calderonismo y poco esperamos de él.

ALBA es una tomadura de pelo, no obstante, entre broma y broma, el payaso enloquece y le da por matar niños.

Estados Unidos está dormido en unos laureles que necesitan reverdecer. Venezuela es una oportunidad.

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