domingo, 8 de noviembre de 2009

MALA LECHE: LA SEMANA EN BANDAZOS

Por.- El Dodo de Humor Negro y el Dodo de la Mala Leche

Gracias amados fans por preguntarse a sí mismos ¿dónde andarán nuestros adorados Dodos?.

Los afamados Dodos andaban recorriendo las calles extrañas de la gran ciudad y, con pretexto de los días dedicados a honrar a los difuntos, se pusieron una tranca descomunal con agua de coco fermentada, que aun los hace temblar de tal proeza.

En sus pláticas con los ciudadanos de carne y hueso (y no esos que tanto preocupan al gobierno y a los mendigos congresistas) constataron la furia contenida de propios y extraños contra las arbitrariedades fiscales y la farsa democrática para poner al pueblo de cachetito al piso.

De nada han servido las tesis de conspiración del gordo menos querido de la nación y de los “representantes elegidos”: solito o con un ejército de contables a sueldo, el titular de Hacienda es un jijo de María Morales y nada más respondió a las instrucciones del abominable arrendatario de los Pinos para sacarse de la manga una larga lista de torturas tributarias, avalada casi a priori por el congresito de San Lázaro.

No, la gente anda enchilada y los vivillos ya están descubriendo los boquetes de la amenaza fiscal para darle la vuelta, destacando entre ellos, los empresarios que no perdonan el insulto de evasores y meditan a quién apoyar en las elecciones del próximo año y a las de 2112, pasándose por el arco del triunfo el fin de la recesión económica decretado por Felipe Calderón.

Un verdadero desgarriate resultó el anuncio del presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de los Diputados, Francisco Pérez Acuña, de ponerle fin al chayote entre la perrada de seudo informadores que se mueren por tres mil pesos en vales de despensa y un pase de estacionamiento. Esta vergüenza del periodismo, redactó y mandó una carta al presidente de la Junta de Coordinación Política, el afamado e “incorruptible” priísta Francisco Rojas, exigiendo una disculpa pública de Ramírez Acuña y, suponemos, que abra el cochinito para soltar los centavos a los hambreados e indeseables recorteros.

Quien haya trabajado o trabaje en un medio periodístico de importancia real, sabe que el chayo tiene diversas manifestaciones, desde la facilitación de datos duros hasta obsequios lujosos, disfrazados de regalos. El verdadero chayote no consta de tan pobres cifras, es una institución sagrada en las relaciones de los medios y el poder institucional. Así que el mentado anuncio de austeridad es llamarada de petate y la reacción miserable del “corralito” es incalificable.

Vuelve a llover sobre mojado y regresan las desgracias humanas propiciadas por fenómenos naturales. Los estados de siempre padecen la destrucción del agua y las autoridades nuevamente intentan hacer su agosto, vendiendo a los damnificados como argumentos para recibir mayores recursos de la Federación. Sólo falta la convocatoria mediática para ayudar a “nuestros hermanos” y el circo regresa a entretener el fatalismo mexicano.

Que pelearán el Programa Oportunidades, que el narco abate la esperanza de vida, que perdió la Selección sub-17 de fútbol, que ganaron los pumas, que a Chuchita la bolsearon o que un primerizo va a tener un hijo, son cosas cotidianas en un país repetitivo, absurdo y aburrido.

En la ausencia de los Dodos realmente no hubo alguna noticia política de tremenda trascendencia, ni siquiera un pico de interés, de no ser las declaraciones insulsas de grillos estériles, tratando de ganar la nota y la opinión de algún incauto.

En las calles, los Dodos confirmaron una peculiaridad substancial del pueblo de México: la casta “divina” en boga, no es necesaria para la convivencia dura de hombres y mujeres que con su trabajo realmente conducen a la nación al puerto de lo inmediato, lo demás es justificar el robo “legal” de una camada de pillos cuyos orígenes se pierden en la era de los Dinosaurios.

A pesar de los titulares designados, es México, quien a pesar de ellos, avanza.

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