sábado, 5 de septiembre de 2009

SIMULACIONES REPRESENTATIVAS: EASY RIDER: BUSCO MI DESTINO

El rugir de un par motores de motocicleta. Steppenwolf se escucha tocando la canción “Born to be wild”. La carretera. Dos hombres, vendedores de drogas, esconden el dinero en los tanques de gasolina de los caballos de hierro. Van a tomar el camino y cuanto venga con él. Es el último año de la década prodigiosa y todo es posible.

Easy Rider es la película de la contracultura norteamericana y marca el fin del sueño hippie, desde la seguridad del celuloide, Peter Fonda y Dennis Hopper, dirigidos por este último, actualizan el mito del western a través de una road movie plagada de las características de una era dionisíaca.

Sin desperdicio, la película corre al ritmo de las motocicletas, el ácido lisérgico, el rock y la típica intolerancia estadounidense ante lo diferente y lo radical.

Estrenada en 1969, “Easy Rider” plantó la continuidad del cine de compromiso social de la década siguiente y se adueñó de la memoria colectiva mundial al posicionar el concepto de la rebeldía, la velocidad y el “heavy metal thunder” como parte de las fantasías jóvenes de las generaciones siguientes.

Dennis Hopper, quien ha sido un miembro sui generis de la industria y no guarda empacho de treparse en proyectos inolvidables o en escalofriantes churros, puso su nombre en la Historia cinematográfica por la vía simple de filmar la realidad misma, sin muchas exquisiteces estéticas o recursos rebuscados. Aún el final no es una lección moral, es un yo acuso a la hipocresía de una sociedad democrática inmisericorde con sus propias criaturas contestarias.

Los quinientos mil dólares invertidos en la producción, a fines de doce meses de exhibición rebasaron una ganancia de 19 millones de machacantes y, de ahí en adelante, los números fueron en ascenso, gracias a las copias de uso doméstico vendidas en todos los formatos posibles hasta hoy.

Easy Rider sobrevivió el paso de los años juntos a largometrajes contemporáneos como “El graduado”, “Bonnie y Clyde” o “2001, una odisea espacial”. A pesar de las nominaciones al Oscar de Peter Fonda, por actor de soporte; y de Hopper, Terry Southern y Fonda por el guión, la Academia no quiso legalizar la victoria de una generación iracunda, dejando un tufillo a ceguera mística innecesaria.

“Busco mi destino”, como se conoció en México, es un clásico del séptimo arte y una pieza obligada para el cinéfilo y para las camadas de jóvenes desmemoriados en suponerse inventores del escándalo y el rompimiento de las reglas.

Sin embargo, es pertinente aclarar la congruencia ideológica de la época y las reacciones aceleradas de sus hijos o nietos. No se trataba simplemente de disfrazarse de rebeldes, si no de asumir la responsabilidad de un cambio de consecuencias impredecibles.

Los premios de Easy Rider fueron: el de Cannes a Primera Película, el del Círculo de Críticos de Filmes de Nueva York, pertenecer a la lista de las 100 mejores películas americanas, según, The American Film Institute y el de la Librería del Congreso para su preservación histórica.

Con motivo del treinta y cinco aniversario, en septiembre de 2004 se lanzó al mercado una edición especial de la película en formato DVD, extras documentales, un CD con el soundtrack original y un ensayo sobre la producción.

Cuarenta años después, háganse un favor adíctos a las redes sociales y descubran un trozo de pasado de quiénes hoy son sus padres y abuelos; gente nacida para correr.

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