martes, 15 de septiembre de 2009

APUNTES: UN VERDADERO GRITO

Por: Raúl Gómez Miguel

Seamos congruentes. En varios medios de información nos hemos topado con artículos de opinión y editoriales adversas a la realidad del Partido Acción Nacional. Se lamentan por los nueve años en el poder y la capacidad voraz de la corrupción alentada por dos Presidentes de la República y sus colaboradores surgidos de sus filas pintorescas.

La hipocresía no cabe en la dignidad de un auténtico periodista. Nadie creyó, simplemente por sabernos mexicanos, en el improbable cambio en los usos y las costumbres del Estado. Sin importar filiación, los grillos llegan al poder como sabandijas y exprimen los recursos públicos hasta donde den. Es una bella tradición hundida en la noche de los tiempos. Colores o Tendencias, la grilla siempre es la grilla o el agandalle de lo ajeno.

Sin embargo, el pueblo se ha vuelto cómplice pasivo o activo de estos manejos precisamente por agachón e indolente. Se mientan madres, se hacen marchas, se bloquean calles y hasta se inventan levantamientos armados para acabar en la docilidad y la mente en blanco. Todo tiene un final feliz con una verbena vulgar, un partido de fútbol o la amenaza de una enfermdad próxima.

Tenemos una Historia olvidada y en ella está perfectamente marcado nuestro papel. Si los funcionarios y las instituciones fallan, la gente debe de asumir el control, teniendo el derecho a la rebelión absoluta en defensa de la soberanía. Se hizo en 1810 y en l910, en circunstancias extremadamente parecidas a las actuales. Una casta privilegiada y una multitud esclavizada al deterioro de sus condiciones de vida. En ambos años, los notables en el mando creyeron estar por encima de los mortales con los saldos ya sabidos.

Hoy, quince de septiembre de 2009, valdría la pena, antes de terminar ahogados en excesos por ser “noche libre”, cuestionarnos si hemos cumplido con nuestra responsabilidad ciudadana y si no va siendo tiempo de deshacernos de tantas lacras políticas y tomar la Patria por asalto.

En nosotros, los mexicanos verdaderos constructores de este país, está la facultad de negarnos a obedecer a quienes sólo han violado sistemáticamente los principios generales de la Nación y pretenden seguirlo haciendo por la impunidad de un título macuarro y risible.

Más que lamentos, volteemos la tortilla y recuperemos nuestra dignidad, arrancándoles a los usurpadores de la democracia los fueros correspondientes y pidamos cuentas de lo hecho en nuestro nombre.

Eso sería efectivamente celebrar la Independencia y dar un grito verdadero.

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