martes, 1 de septiembre de 2009

APUNTES: POR LOS DERECHOS SEXUALES DE LAS MUJERES MEXICANAS

Por: RAÚL GÓMEZ MIGUEL

La derecha mexicana, representada por el Partido Acción Nacional y la Iglesia Católica, y ciertos priístas oportunistas, se las han ingeniado para cercar el esfuerzo de los legisladores capitalinos para hacer de las leyes a favor de los derechos sexuales de las mujeres una normatividad nacional.

Los Congresos Estatales de Baja California, Campeche, Chihuahua, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nayarit, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sonora, Yucatán y Querétaro, se han pronunciado en contra de una libertad plena de sus habitantes para decir sobre su cuerpo y sobre su capacidad de dar vida.

La negativa de la reacción no es un asunto de principios morales exclusivamente, sino de terror a perder el control ideológico de la ignorancia y el fanatismo; ingredientes elementales de sus plataformas de acción y negociación.

Los notables conservadores del interior de la República pueden pavonearse de su fervor aristocrático cristiano pero en la práctica muestran una intolerancia ajena a cualquier principio democrático de convivencia, respeto y libre albedrío.

En una sociedad demográficamente femenina es ridículo seguir dejando en las manos de los hombres, y de mujeres manipulables, cuestiones esenciales de reconocimiento ciudadano de género. Sólo las mujeres y nadie más pueden estar conscientes de su sexualidad y de la manera como la disfruten.

Esta aparente cruzada por la vida, plagada de intereses ajenos a ella, ya ha puesto en la misma dirección a los Congresos de Aguascalientes, Estado de México, Michoacán, Oaxaca y Veracruz, proyectando un panorama desalentador para quienes defienden los derechos sexuales femeninos.

La supuesta inmaculada causa de la derecha en la materia se ha beneficiado por el machismo y el sexismo retrógrado ancestral de nuestro pueblo y ha permitido la permisividad de la violencia intrafamiliar cuando una mujer sale embarazada o se practica un aborto.

Las cifras de muertes por abortos mal practicados son elevadas, sin embargo, aun habría un cotejo importante de los daños emocionales padecidos por las mujeres supervivientes, pocas veces, advertidos y menos atendidos.

El dilema del embarazo no deseado es la culminación de otros males menos discutidos como: las enfermedades de transmisión y la esclavitud sexuales, las violaciones o la discriminación de género.

Para la sotana y la alcurnia, el peligro del derecho sexual de las mujeres está en la adquisición de una conciencia crítica de identidad, diferencia y responsabilidad, distinta a la mansa obediencia impuesta por los abusos y costumbres de los mexicanos.

Mantener los derechos sexuales de las mujeres en la esfera de la criminalidad y el tabú sólo aumentan el número de decesos y la confinación de la igualdad a la demagogia típica de los cobardes.

Tenemos, como sociedad, compensarle a las mujeres el papel decisivo en la gestación, desarrollo y crecimiento del país y no seguirla tratando en un plan secundario, ventajoso a todas luces a los hombres quienes hacen y deshacen, sin posibilidad de reproche, por ser precisamente, machos, hijos retorcidos de una mujer a quien ofenden en tantas.

Pero eso el dios de los curas y la hipocresía de los caballeros no cuenta, son las culpas a lavarse en un altar hueco.

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