lunes, 6 de julio de 2009

A TÍTULO PERSONAL: CIFRAS ELECTORALES

SEGÚN SE VEA


POR RAÚL GÓMEZ MIGUEL


Arriba de preferencias o antipatías políticas, las campañas electorales intermedias tuvieron un solo perdedor el Presidente Felipe Calderón y una sola explicación la total incapacidad de sostener el poder mediante estrategias inteligentes y delegando en subalternos inapropiados la compleja administración de nuestro país.

Germán Martínez es un títere, una estúpida marioneta bravucona, insulsa y limitada a ejecutar las ordenes de “Arriba” sin chistar ni proponer. El Partido Acción Nacional simplemente se dejó ir atado de pies y manos por los acuerdos, ahora, perjudiciales de aceptar la candidatura presidencial del actual residente de Los Pinos.

El Partido Revolucionario Institucional, marrullero hasta las cachas, dejó ser y ganó la mayoría del Congreso y sumo nuevas Gobernaturas en los Estados siguiendo la máxima de “los errores cometidos por mi adversario, son aciertos a mi causa”.

Doña Beatriz Paredes, digna sucesora de cualquiera de los Grandes Dinosaurios de los viejos tiempos, supo jugar a su favor con la habitual consigna trinquetera y los “amarres” con gente de fiar, es decir, ruda y técnica, como se fuera necesitando.

Recordando a Ernesto Zedillo, Felipe Calderón hizo posible el fortalecimiento de la oposición y del hundimiento de una “transición democrática” sustentada en campañas mediáticas y no en logros.

La posibilidad de una corrección de ruta en el Poder Ejecutivo se ve difícil. El nuevo Congreso será una camisa de fuerza mayor. Todavía oímos sus gritos negándose al regreso del PRI a las ligas mayores de decisión. Hoy tristemente deberá de desdecirse.

Con un Felipe Calderón debilitado y atorado en determinaciones místicas poco sustentables en la realidad, Acción Nacional tendrá una misión imposible de reconstrucción en miras a la sucesión presidencial. Los próximos tres años serán de subir al cielo andando, veremos cuánto logra.

El Partido de la Revolución Democrática, carente de miramientos, titubeos y escrúpulos, se lanzaron cual tribus apaches a mantener la Ciudad de México como coto de presupuesto y accionar, violando las elementales formas de la contienda. Gritando “degüello”, las tribus arrasaron los distritos electorales y mantuvieron la Asamblea pero no pudieron sacar al panismo de la delegación Benito Juárez y de la Miguel Hidalgo, espacios de excepción donde la gente bonita aun dicta la moda y es amigable al Porfiriato. La Delegación Cuajimalpa es un foco rojo de atención urgente. Es indispensable golpear duro para convencer a los testarudos de no cambiar una tendencia.

El “Peje”, disfrazado de forajido mercenario, nada más ocupó la Delegación Iztapalapa, valuarte sagrado del PRD, enviando un ultimátum a los viejos camaradas del sol azteca: o le entran al aro, o me voy creciendo.

El resto de los partidos redactarán agendas, tratando de acomodarse en las estructuras institucionales y no cerrar el flujo del dinero del pueblo.

Admitiendo la clasificación de cuarta fuerza política para el VOTO ANULADO, el reclamó abierto en él a la grilla es de considerarse.

Sumando la anulación, el abstencionismo y los candidatos no registrados tenemos una cifra suficiente en la determinación de una crisis de credibilidad superior a la ceguera de la clase dominante. Algo superior a la demagogia debe hacer a modo de legitimar los resultados de las elecciones de 2012.

Los “dinos” caminan otra vez en el terruño recobrado.

¿No estaban extintos?.




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