miércoles, 15 de julio de 2009

APUNTES: PIRATERÍA

Como un servicio a la comunidad consumidora DODO, presentamos las reflexiones de un especialista en el tema. Frecuente visitante de la calle de Matamoros y anexas, donde ha instalado una base de operaciones para estar al tanto de los movimientos de mercado registrados por la piratería en diversas formas, el Dodo en cuestión, comparado con los ejemplares asentados en el lugar, pasa desapercibido, a pesar de su fisonomía exótica. Esta es su primera colaboración en forma. Si lo ven, no lo saluden, está de clandestino. ( Atentamente La Redacción )


POR: EL DODO MORGAN

Si existe se puede piratear.

Entre piratas hay jerarquías.

El pirata es un bucanero delicado y dedicado a la copia perfecta del original, dentro de los límites de la industria ilegal; no es defraudador, es artista del copiado. Un copista en el sentido más exaltado del término. Sólo para coleccionistas imposibilitados de hacerse de un original.

El “pidata” es un marinero de agua dulce en el arte de la copia y ofrece productos de batalla y uso rudo, casi de úsese y tírese; no recomendable para el coleccionista de escasos recursos. La materia prima se echa a perder rápido.

El “piñata” es un criminal de la profesión, trabaja con las patas y sus resultados se apilan en las devoluciones por tener todos los errores posibles; es el proveedor de los vendedores ambulantes del metro e inventor del cd o dvd sorpresa: nunca se sabe el contenido hasta ponerlo en casa, por ir “calado”. Huya de sus ofertas o se arrepentirá.

El pirata cumple garantía y es explícito en los requisitos para hacerla válida: nada de rayones de dudosa procedencia o dar gato por liebre con firmas o sellitos no autorizados. La buena fe es doble: el comprador no se pasa de vivo y el marchante no le agarra tirria.

El pirata posee un olfato dirigido al éxito, es el mejor indicador de popularidad de la ciudad sin payola o regalitos de por medio. Quiere saber el quién es quién de la fama, pregunte en el puesto y veremos.

El pirata de cabecera cuesta conseguirlo y, una vez ubicado, no debe de dejarse ir; él sabe la movida y la recomendación. Hágale caso.

El comprador especializado en piratería reconoce en Tepito a los macizos de la mercancía pertinente y no se hace pasar por gringo comprando en tianguis careros piezas de ínfima categoría. El experto va al núcleo de la acción.

A un pirata no se le regatea, se le compra la calidad de su copia.

Por razones técnicas existen películas, documentales o grabaciones musicales imposibles de distinguir, por lo mal hechas, entre el original y las copias. En ese caso, compre por precio y no por calidad; da lo mismo.

Olvide a los “pidatas” y a los “piñatas” compre el clonado perfecto, es un poco carito pero a leguas se distingue del montón.

No sea chabacano y no le haga el feo a los piratas profesionales por dedicarse a cumplirle el gusto con estilo y calidad comprensible.

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