viernes, 22 de mayo de 2009

EDITORIAL: UN VIRUS INSTITUCIONAL

Por: Raúl Gómez Miguel

Mientras el resto del mundo y parte de la Federación encaran la propagación del virus de la influenza humana, las autoridades capitalinas al argumento de “por mis pistolas” decretaron que el semáforo de alerta sanitaria pasara de amarillo a verde, es decir, de riesgo medio a bajo, o lo que es lo mismo: la emergencia se acabó y la Ciudad de México regresa a la normalidad, sea lo que está palabra signifique para las mentes retorcidas de los funcionarios y habitantes de la alguna vez ciudad de los palacios.

El decreto, que no la realidad de la enfermedad, fue recibido con el alivio de los empresarios y los grillos por que, según ellos, los desfiguros de la administración de Marcelo Ebrad estaban matando a la gallina de los huevos de oro. Así que en santa paz, los señores del dinero se avocan a hacer más dinero y los grillos a recuperar el tiempo perdido, justificando acarreos y mitotes para ganar la chuleta.

Llama la atención, o más bien la desconfianza, que el virus haya resultado tan bien portado y obediente a los tiempos electorales y a las grandes decisiones de la Patria. ¿No es fortuito que justo cuando los candidotes no levantan ni el aire se decida indirectamente autorizar las grandes concentraciones humanas, apostando por un ridículo menos aparatoso?. ¿No es sospechoso que el riesgo se vaya precisamente en los días en que los cambios bruscos de temperatura propiciados por el clima, incrementan los resfriados y diversas formas de gripe altamente contagiosas?. ¿Dónde quedaron las cuentas y el origen de la enfermedad, también se fueron arrastrados por el viento?. ¿Acaso la influenza posee una inclinación partidista que desconocemos y le preocupa la participación ciudadana en el proceso electoral?. ¿Qué destino tomarán las declaraciones de “alto nivel” al cambiar de tópico y centrarse en desmenuzarnos la terrible crisis económica en la que estamos metidos y de la que, por obra de la prevención y el ahorro macroeconómico, sortearemos en dos patadas?. ¿Ahora se apuesta por la saturación pública de narcotráfico y fugas de reos apadrinadas?.

Ni tarda ni perezosa, la gente mando el miedo al demonio e hizo dogma teológico el aviso del retorno a los buenos tiempos de contaminación, aglomeraciones, mugre y otras desdichas que hacen del Distrito Federal, la urbe de la esperanza, del a ver si despertamos mañana.

Conociéndonos, es fácil proyectar que, retrocederemos en las medidas precautorias y asumiremos los malos hábitos de convivencia familiar y social hasta el próximo calambre infeccioso que nos haga encerrarnos en nuestras casas, prender el cirio pascual y prometer el arrepentimiento de haber votado por los colores siniestros de los gobiernos pasados y presentes.

Rogamos al Gran DODO Universal que nos cuide de estas determinaciones burocráticas, lucidoras y peligrosas que sólo empañan la honestidad de la causa y el saldo de la amenaza. La emergencia de salud tuvo muertes, complicaciones innecesarias y una ampliación de la deficiencia de la infraestructura sanitaria que nos debería de dar vergüenza como sociedad y como seres pensantes.

Dudo que el poblador urbano vaya a mantener un mínimo de sentido común y que no se arroje a los brazos de la borrachera de saberse superviviente, no por precavido, sino por jugar una especie de lotería suicida en la que asegura nada le sucederá por tener la marca del último Tlatoani.

Los Dodos que no tenemos una pluma de tontos, sostenemos un cerco sanitario y nos limpiamos muy bien los cuerpecitos no vaya siendo la de malas, pues ignoramos si el bando de Ebrad incluyó a los seres exóticos que escriben con tanta mala leche, o aplica por invitación a los leales de su corte.

Y como advertencia, un temblorcito para empezar.

No hay comentarios: