lunes, 25 de mayo de 2009

EDITORIAL: LA DIGNIDAD

Por: Raúl Gómez Miguel

La reacción de la “broma” a Sammy, realizada por las actrices Galilea Montijo y Roxana Castellanos en un seudo programa televisivo de concurso humorístico, ha traído más desplantes que acciones.

En cualquier democracia avanzada, el asunto se hubiera solucionado de inmediato con los castigos de ley correspondientes a la violación de los derechos humanos de la víctima, en este caso el abuso contra su dignidad humana por su condición de cierto retraso mental.

Sin embargo, aquí la normatividad se hace la occisa y Televisa se beneficia con la publicidad que le generan los medios y la gente por una decisión tomada con un propósito específico.

Conociendo la política vertical de la empresa, dudo que los productores, guionistas y “comediantes” se hubieran atrevido a ir más allá de los límites que la empresa impone. Por ende, nada es fortuito.

Sammy fue exhibido, ridiculizado y el gobierno federal y local, en tiempo de elecciones, olvidan sus preocupaciones hipócritas de igualdad y tolerancia, dejando que la Televisora haga una supuesta disculpa pública a través de la autoridad moral del conductor del programa y una pataleta sentimental de la Montijo en que promete, si es necesario, tomar un curso sobre Derechos Humanos, sin penas, multas o algo para justificar las formas.

Que le aproveche los puntos de rating que haya ganado la emisión a costillas de los diferentes y que nos sirva a los ciudadanos para aquilatar que la democracia en México es retórica.

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