Por: El DODOXICA
Y que arriba el dios a la capital Mexica, entre los aspavientos de los guerreros y los séquitos de los nobles ansiosos de salir en la foto con Quetzalcóatl afronorteamericano. El Huey Tlatoani y el dios intercambiaron versos floridos de bienvenida, cooperación y diplomacia al tiempo que las percusiones emplumadas tronaban en el ombligo del valle. Como es costumbre, el tránsito de bestias de carga y ciudadanos fue alterado para que la vista del dios no ciegue a los no acostumbrados al resplandor divino. Los tlacuilos, por su cuenta, mostraron al público los códices donde queda asentada la visita de la deidad. No se habla de otra cosa en el área de del imperio. Se anuncian ceremonias, rituales y banquetes dignos a la ocasión aunque no faltan los agoreros mal intencionados que sostienen una postur,a menos efusiva y anuncian que el dios nomás vino a darnos atolli con el dedo y que sus objetivos inmediatos están en otro lado del universo. Pero ¿quién es el simple macehual para comprender al señor? Festejemos que parece ser que eso es lo nuestro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario