domingo, 25 de enero de 2009

APUNTES: UN DISCURSO HISTÓRICO

¿Y WALL STREET?
Por: Ana Laura Domínguez


El 20 de enero del 2009 se escribió un nuevo capítulo en la historia no sólo de los Estados Unidos, sino del mundo.

Debida proporción guardada, todavía recuerdo cuando era prácticamente imposible que una persona de color fuera mariscal de campo en un equipo de Fútbol Americano Profesional (NFL). Si mi memoria no me traiciona, fue el afro-americano Warren Moon, de los entonces Petroleros de Houston, el primero en ingresar al Salón de la Fama.

En el país de las “oportunidades” y del sueño americano, todo es posible: el afro-americano Barack Obama, es ahora el presidente de los EE. UU.; aunque con esto no pueda decirse que los problemas raciales vayan a terminarse de un tajo. En efecto es un triunfo mundial, histórico, insisto, pero también para la historia es una verdadera lástima el discurso pronunciado por Obama en su “toma de protesta”.

En definitiva, no fue lo esperado para muchos, sobre todo para aquellos grandes inversionistas, para los dueños del poder monetario, para las casas de bolsa y posiblemente para la ciudadanía en general que trata de cuidar y alargar sus pocos pesos (o dólares, o euros o la moneda que sea).
El manejo de la retórica, de la demagogia, fue excelso, impecable diría yo, pero nada más. Un discurso romántico y conmovedor basado en el sentimentalismo de las personas, en sus esperanzas y en sus sueños. Es histórico también por las remembranzas a las que hizo alusión, como la discriminación de “sus antepasados” y de los antepasados de otros. Romántico, muy romántico, pero a pesar de hacer mención de que los problemas que enfrenta Estados Unidos, son problemas difíciles y “reales”, el discurso de Obama no ofreció, por mucho, ni un leve destello de solución económica.

La economía, empero, no va a solucionarse por medio de la retórica, eso es obvio, pero también resulta obvio que Wall Street, esperaba algo más que palabras tiernas, recuerdos bonitos y una oratoria centrada en lo sentimental.

La palabra hablada, leída o escrita, confirma su poderío una vez más. El martes 20, Obama reafirmó su popularidad y su carisma por medio de su discurso ante todo el mundo, pero no le dio confianza ni seguridad a los que manejan la economía mundial.

Hoy por hoy, Estados Unidos es y será una de las grandes potencias mundiales, la prueba está en que si su economía sufre un descalabro, miles de países se ven severamente afectados (por desgracia, el nuestro).

Ahora solamente nos resta esperar. Vendrán más discursos y con ello, ojalá vengan soluciones reales.

El buen manejo de la oratoria es un don y es innegable que Obama lo tiene; Dios quiera que sepa utilizarlo a la hora de negociar más dinero ante el Congreso.

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