martes, 7 de octubre de 2008

LA STREGA: Vampiros: un acercamiento a su función social


POR: Marcia Trejo


A lo largo de la historia humana, la línea que marca la separación entre el espacio de lo existente y el de la ficción ha tendido a cobrar mayor definición, claridad y precisión. Los personajes fantásticos ya no invaden, con tanta facilidad, la vida cotidiana. Tal parece que han partido al exilio, o por lo menos, eso hemos querido creer.

La humanidad gracias a los numerosos avances científicos, médicos o tecnológicos ha arrinconado a los demonios y demás criaturas, al arrancarles sus disfraces o explicar sus causas. Ha pretendido, fundamentándose en las tradiciones empiristas y racionalistas, lograr una percepción distinta y más exacta de lo real. Sin embargo, sus esfuerzos no han sido por completo exitosos. Y ello se debe a que, si bien ha sido capaz de encontrar diversas explicaciones científicas a los fenómenos, ello no quita que éstos puedan aún causar estremecimientos involuntarios ante la posibilidad de que sean ciertos.

Pero, vayamos atrás en el tiempo, retrocedamos algunos siglos y milenios. En esa época, lo mítico y lo real se entremezclaban, no necesariamente constituían mundos aparte, más bien se enfrentaban y coexistían entre sí sin que ello necesariamente revelara una contradicción. En consecuencia, tal coexistencia de espacios de realidad guiaba y condicionaba la conducta, así era igual de válido evitar ciertos comportamientos para no ofender a los espíritus de los bosques que no ingerir ciertas hierbas debido a sus propiedades venenosas.

El individuo todavía mantenía una estrecha relación con el medio natural que le rodeaba y del que obtenía su sustento; al no existir esa sensación de separación o extrañamiento, obviamente, era susceptible de hacerla extensiva a sus relaciones consigo mismo y con el grupo al que pertenecía. Por lo anterior, no habían motivos suficientes para que estableciera un divorcio con su mundo interno, ya que interior y exterior eran caras de una misma moneda. Y es precisamente este tipo de espacio el que deviene en terreno fértil para que el vampiro pase a ocupar un sitio de honor en el top ten del las criaturas terroríficas.

Los vampiros fueron reales –que no necesariamente existentes- y, en la actualidad, siguen siéndolo pero en menor medida debido a que esta unidad cósmica se ha escindido. El vampiro no tenía existencia tal como puede tenerla el mouse que en este momento tiene en la mano, es decir, carecía de materialidad, al ser un producto de la mente no era tangible y rompía la definición de materia como todo aquello que ocupa un lugar en el espacio. Empero, era real, como pueden serlo sus emociones o pensamientos; esto es, su realidad depende de nuestra capacidad de conceptualizarlos y conocerlos. Lo anterior no implica necesariamente que tengan menos fuerza, si no recuerde las cacerías de brujas acusadas de vampirismo o las olas de terror histérico desatadas por tales creencias. Cuando tenían una existencia material, es decir, que se les podía ver y sufrir sus efectos, lo que realmente existía no era un vampiro sino una persona a la que se le consideraba como tal, independientemente de que esta divergencia fuese o no percibida.

Comprender de qué forma el vampiro llegó a obtener tal relevancia, implica tomar en consideración el proceso de socialización, a través del cual las personas que pertenecen a un grupo social aprenden y hacen suyos los valores, creencias, normas así como las formas de comportarse consideradas válidas para ese tiempo y espacio. Si un niño se ve rodeado y se le enseña a llevar a la práctica o evitar ciertas conductas sustentadas en una determinada creencia, y este proceso se repite a lo largo del tiempo, naturalmente el pequeño lo aprenderá; si sumamos a ello, que tal forma de actuar y comprender el mundo se valida una y otra vez a lo largo de su vida, en consecuencia, el individuo continuará creyendo en ello y, obviamente, su accionar será congruente a tal universo mental.

Por supuesto, el proceso arriba descrito no es sencillo ni instantáneo, y no afectó de forma exclusiva a los vampiros, debe ser considerado en su estrecha relación con los demás elementos que conformaban las diferentes culturas y sus características explicaciones del universo. La creencia en los vampiros, al ser parte de una cultura, es compartida por un mayor o menor número de los integrantes de ésta. Además de haber llegado a ser parte de los individuos, éstos obtienen una serie de ventajas al mantener tal creencia, este proceso por supuesto que tiene raíces inconscientes. El hecho de compartir una visión del mundo abre la posibilidad a los seres humanos de comprobar de forma continua que pertenecen a algo, que tienen iguales, que son parte de un grupo; al tiempo que les hace posible evitar una serie de sanciones en caso de no adherirse a tales pautas. Por ejemplo, se pueden citar las múltiples muertes “producidas” por vampiros, gracias a las cuales se tomaban represalias contra aquellos individuos que tuviesen alguna costumbre diferente y, por ende, sospechosa.

Tener una serie de usos en común hacía posible la cohesión grupal, esto es, se erigía en un enlace entre ellas y hacia el grupo del que formaban parte. Tal unión daba a la comunidad posibilidades de permanecer y mantener cierto grado de estabilidad.

Pero el vampiro tuvo también otras funciones. Constituyó y fue utilizado como una proyección. Recordemos que no existían los adelantos científicos y médicos de la actualidad; las epidemias y la desnutrición generaban altos niveles de mortandad; ciertas enfermedades eran sinónimo de muerte segura; además debemos sumar a ello las prolongadas jornadas de trabajo, la alimentación e higiene deficientes, así como una serie de remedios que con frecuencia resultaban contraproducentes tales como las sangrías. Asimismo, en aquellos ayeres el que una persona fuera fotosensible, que presentara problemas cutáneos, dientes enrojecidos u orinara con una tonalidad rojiza, era fácilmente achacado a su naturaleza vampírica ya que la investigación médica no conocía el padecimiento congénito llamado porfiria que se manifiesta a través de los síntomas anteriores. En este marco, el vampiro se convierte en el agente y responsable directo de tales fallecimientos, en él se proyectaban o depositaban ciertos males. Se peleaba contra el vampiro en un afán de luchar contra las enfermedades y la muerte, ya que de él era posible defenderse usando ajos o crucifijos, y se le podía aniquilar clavándole una estaca en el corazón y exponiéndolo a la luz del sol. Estamos ante un intento de resolución de situaciones conflictivas y de control del entorno a través de prácticas y rituales, que si bien hoy pueden resultarnos folkies o hasta ridículos, en tales realidades históricas se los tenía por verdaderos. Al realizar esta proyección, el ser humano intentaba cobrar su cuota de poder sobre el medio que le rodeaba y del que dependía, un control sobre la vida y el destino, buscando con ello contrarrestar la sensación de desamparo producto de la impotencia ante las fuerzas naturales.

Su tarea de control social en ciertos espacios resulta evidente, tal es el caso de Grecia donde se creía que todo aquel que se hubiera suicidado, que no fuera enterrado cumpliendo escrupulosamente los ritos pertinentes, haber muerto sin bautizo o ser practicante de la magia negra, inevitablemente se convertía en vampiro.

El vampiro nació y murió por obra del hombre, fue la fe humana lo que le dio vida; pero también –cual el monstruo del doctor Frankenstein- lo rebasó y, unido a una serie de factores coyunturales, se convirtió en germen de ingentes olas de terror e histeria que tantas víctimas cobraron.

1 comentario:

moe3ius dijo...

Esto todavia es mas profundo, ya que la humanidad sigue una busqueda influenciada por el mito milenarista, en el cual los seres del renacimiento creian en base a un escrito biblico, el de que fuimos creados a imagen y semejanza de nuestro dios, que por medio de el conocimiento podriamos llegar a vencer a uno de los peores males de la humanidad, la muerte; Y si, sus expectativas y fe en el conocimiento humano no estaban muy alejadas de la realidad, y gracias a nuestros avances tecnicos realmente hemos logrado alejar un poco a la muerte, disminuir nuestros esfuerzos ya sea en el trabajo, hogar, escuela o casi en cualquier cosa.

Lo malo del asunto es que no fue tomado como lo hacian los Griegos o algunos renacentistas del lado DURO.

Esto es que, no toda la gente se merece el recibir estos beneficios, se sugeria que se actuara como en la antigua Grecia, si era un ser el cual realmente importaba que su existencia siguiera, le era dado el beneficio de la medicina, no a cualquiera.

Los niños con discapasidades mentales eran sacrificados pero con una razon muy importante, los Griegos pensaban que era mejor proveer de ayuda a un niño en todas sus funciones que alguno que no, pensaban en por que desperdiciar dinero y recursos en un niño que no va a servir al estado de nada lo cual vino a ser desplazado por la mentalidad Catolica-Cristiana de ser bondadosos con todos los seres y...

Sinceramente yo me pregunto, para que nos sirven tantos lugares para atender niños que estan mal, en vez de una cosa como el teleton y cosas similares, por que no se hace algo para impulsar a niños que estan al 100% de sus capacidades, de los niños que atienden en esos lugares realmente cuantos van a ser utiles al sistema, cuantos van a ayudar a perseguir esa idea de poder vencer y dominar a la naturaleza con nuestro conocimiento, 1, 2 de todos los miles que son tratados en esos lugares.

Realmente esta es una epoca en donde nos crean un falso sentimiento de piedad y solo juegan a pedirnos parte de nuestra economia en un lamentable uso.

Hay demasiado que decir al respecto, hay un libro llamado The Millenium Myth, de Michael Grosso, seria una excelente lectura para comprender mas esto que pasa en nuestros dias.

Gracias.

moe3ius.

P.D. Esto esta escrito sin acentos, se me hace una barbarie de nuestro idioma, segun son para saber pronunciar las palabras pero TODOS aprendimos a hablar antes de siquiera saber que existian los acentos, los unicos acentos utiles son los de las palabras similares pero con diferente significado.